Lu Dongbin, fue uno de los ocho inmortales, según los relatos del daoísmo. Su corazón fue probado exhaustivamente antes de ser tomado como discípulo de un maestro daoísta. (La Gran Época) |
Lu nació en el año 798 de la dinastía Tang. Desde su infancia le encantó leer y había demostrado sus excepcionales habilidades para memorizar. Cuando era adolescente, podía citar libremente en sus artículos los colosales volúmenes de libros que había leído. Aunque fue considerado por muchos como un candidato potencial para oficial de alto rango en el gobierno, Lu falló dos veces en el examen del servicio civil realizado por el Tribunal en Chang'an, la capital de la dinastía Tang.
Según relatos del daoísmo, Lu logró pasar diez pruebas antes de ser tomado como un discípulo de un maestro daoísta y luego aprendió el verdadero camino de cultivación. Estas diez pruebas son descritas a continuación.
Cuando regresó de un largo viaje, Lu descubrió que todos los miembros de su amada familia estaban muriendo. Sin tristeza ni remordimiento se preparó para los funerales, entonces, de repente, todos ellos volvieron a la vida.
En el mercado, un comprador le dio sólo la mitad del dinero acordado y se llevó la mercancía, Lu no se disgustó y lo dejó ir.
Un mendigo se puso codicioso después de recibir lo que Lu le había dado la mañana del año nuevo chino y seguía exigiendo más y maldiciendo. Lu respondió con una sonrisa.
Cuando era pastor, Lu se ofreció a un tigre hambriento para proteger las ovejas que cuidaba. El tigre se alejó sin tocar a Lu.
Una noche que estaba en la montaña, Lu rechazó varias veces los flirteos de una hermosa dama cuando la amparó bondadosamente en su pequeña choza.
Poco después de sufrir un robo y perder todos sus objetos de valor, Lu encontró oro en el campo pero no lo tocó y reaccionó tal como si no lo hubiera visto.
Inmediatamente después de descubrir que los utensilios de bronce que compró en el mercado en realidad estaban hechos de oro, Lu se los devolvió al vendedor.
Un daoísta loco prometió que quien tomara su medicina moriría inmediatamente, pero podría ser destinado a obtener el Dao después de la reencarnación. Sólo Lu se acercó y tomó la medicina. Sin embargo no murió.
Cuando el barco en que viajaba Lu estuvo en peligro de naufragio, debido a una fuerte tormenta, no se preocupó en absoluto por la vida o la muerte.
Cuando los fantasmas y monstruos aparecieron en la habitación donde estaba meditando, mantuvo la calma. Cuando los demonios reclamaron que Lu les debía la vida a ellos en su vida anterior y amenazaban con matarlo, Lu respondió calmadamente: "entonces si es cierto, que así sea". Todos los demonios se dispersaron repentinamente mientras el maestro daoísta apareció y anunció, "Ahora estás listo para el camino". Lu logró finalmente finalizar su cultivación.
Hay muchas historias legendarias sobre Lu. Era conocido por muchos como el personaje principal de la historia de "El sueño del mijo amarillo". La historia dice que un caballero educado y ambicioso se durmió sobre un cojín que le ofreció un daoísta en una taberna, mientras el daoísta cocinaba mijo amarillo para darle de comer.
Después el caballero se fue para dar un examen y entrar como funcionario público y en
base a su excelente puntaje, fue nombrado funcionario del gobierno. Más tarde se convirtió en primer ministro y vivía feliz en su mansión con su hermosa esposa y sus dos hijos.
Sin embargo, pronto fue calumniado por algunos ministros celosos, perdió el favor del emperador y fue exiliado, su esposa lo abandonó y sus hijos murieron. En una fuerte tormenta de nieve, se encontró solo y al borde de la muerte. A continuación, se despertó, se encontró todavía en la taberna y el mijo amarillo aún no estaba cocido.
Mirando al daoísta que sonreía, de repente se dio cuenta de que la vida que tenía no era más que un sueño y se dedicó a cultivarse en el daoísmo. Hay diferentes versiones de esta historia y Lu es descrito a veces como un caballero y otras como el daoísta.
Pero la historia demuestra el carácter efímero que tiene la vida humana, el incesante cambio de fama y gloria, pobreza y desamparo.
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