A sólo días del Día Internacional de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre, la noticia de que la República Popular de China pondrá fin a la muy criticada práctica de usar órganos de los prisioneros ejecutados para el 1 de enero de 2015 es poco creíble dada la larga historia de promesas similares incumplidas del gobierno, según DAFOH.
No hay indicación de que China, bajo las circunstancias actuales, sea capaz de cumplir su promesa, la cual fue reportada por los medios de comunicación estatales. La asociación médica china hizo esta misma promesa en 2007, un año antes de los juegos olímpicos de Beijing. Desde entonces lanzaron diversos planes para detener esta práctica que sustrae órganos y los trasplanta clandestinamente, cuyas víctimas son prisioneros políticos y miembros de etnias y grupos religiosos como Falun Gong, todos los cuales quedaron en la nada.
Este nuevo anuncio es el último intento del régimen chino de desviar la atención del creciente enojo de la comunidad internacional contra esta práctica. El subcomité internacional de derechos humanos del Parlamento Canadiense, recientemente aprobó una resolución condenando la sustracción forzada de órganos en China y un proyecto de ley similar, H. Res. 281, está pendiente en el Congreso de los Estados Unidos, con 245 co-firmantes, consiguiendo amplio apoyo tanto en los republicanos como en los demócratas.
Los dichos del gobierno chino son especialmente difíciles de creer dada la logística de la donación de órganos en China. Con un promedio de donación de sólo 0.6 por millón, China no está en posición de cumplir con la demanda de órganos. Ni siquiera los supuestos 1500 donantes voluntarios de este año son suficientes para los 10.000 trasplantes realizados allí. Además, la práctica de la donación de órganos es turbia: la Sociedad de la Cruz Roja en China, que no tienen ninguna relación con la Cruz Roja Internacional, moviliza a los donantes con pagos de 100.000 yuanes (USD 16.000), una práctica que viola 3 de los 11 principios guías de la OMS. En el 2013, uno de los coordinadores de donación de órganos de China amenazó con sacarles el respirador a los pacientes graves si sus familias no aceptaban antes donar sus órganos tras su muerte.
China ya intentó engañar a la comunidad internacional en el pasado, primero en 2001, negando que esta práctica siquiera existía y luego a través de su turbio sistema de respuesta de trasplantes de órganos en China (COTRS). En marzo de este año, un funcionario chino habló de "órganos donados por los prisioneros ejecutados sentenciados a muerte" y de la intención de ingresar estos al COTRS junto con los demás ciudadanos. Ellos redefinen a los sentenciados a muerte como ciudadanos que tienen el derecho a "donar voluntariamente" sus órganos. Sin embargo, esta es una violación de los estándares éticos para trasplantes de órganos ya que los prisioneros tienen prohibida su libertad y pueden ser sometidos, por ello no pueden dar consentimiento libre y voluntario.
Después de años de repetidos pero incumplidos anuncios, la comunidad internacional no puede simplemente tomar la palabra de China con ningún valor. Para que sea significativo, un proceso de verificación genuino, transparente necesita incluir lo siguiente:
China debe reconocer que no sólo los prisioneros ejecutados sino también prisioneros de conciencia son sometidos a sustracción forzada de órganos.
China tiene que proveer acceso transparente a su mecanismo de obtención de órganos para garantizar que los prisioneros de conciencia NO están siendo enrolados a la fuerza en el sistema de donación "voluntario". El amplio uso de exámenes médicos entre los detenidos en cárceles negras, centros de detención y prisiones sigue siendo una fuente de preocupación y demanda una investigación transparente.
Los inspectores internacionales deben poder verificar que las prácticas en China están alineadas con los estándares éticos internacionales.
Versión en inglés disponible en: http://en.minghui.org/html/articles/2014/12/9/147230.html
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