He sido torturado en el campo de trabajos forzados de la ciudad de Jinzhou

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Mi nombre es Wang Yuquan y tengo 60 años. Me torturaron durante tres años en el Campo de trabajos forzados de la ciudad de Jinzhou, por mi creencia en Falun Gong.

Fui ilegalmente detenido por distribuir materiales informativo sobre Falun Gong en julio del año 2000. Mi casa fue saqueada. Fui detenido 100 días en el Centro de detención de la ciudad de Jinzhou y luego estuve tres años en el Campo de trabajos forzados de la ciudad de Jinzhou.

Los oficiales que dirigían el Campo de trabajos forzados de la ciudad de Jinzhou me sometieron a lavados de cerebro. Me torturaron a mi y a otros practicantes de Falun Gong para obligarnos a renunciar a nuestra creencia.

Usaron ex practicantes, los cuales se habían ido por mal camino para lavarnos el cerebro, pero no lo lograron. A continuación, trajeron una colaboradora del infame Campo de trabajos forzados de Masanjia llamada Guo para reformarme. Ella trató de engañarme y me dijo: "No es necesario que escribas nada. Vamos a preparar tus documentos y sólo tienes que firmarlos. "Yo estaba de acuerdo y di mi consentimiento. Más tarde me di cuenta de lo que había hecho: traicione a Dafa y a Shifu. Inmediatamente después hice una declaración solemne para anular mi acto indebido.

Fui victima de más abusos siniestros como consecuencia. Los oficiales Zhang Jiabin y Mu Jinsheng me torturaron con la ayuda de dos prisioneros. Me empujaron contra una esquina, me esposaron las manos, me pusieron un casco y pusieron un altavoz obligándome a escuchar calumnias en contra de Falun Gong. No pararon de golpear el casco con una tabla de madera hasta que yo quedara aturdido. Termine por vomitar todo lo que había comido.

Recreación de métodos de tortura: golpeando a un practicante en la cabeza


Me torturaron tanto de día como de noche, hasta que no podía pensar bien. Mis piernas se hincharon y no podía caminar. No pararon hasta que estuve al borde de la muerte. Tan pronto como me recuperaba un poco, reanudaron su tortura.

El oficial Wang me abofeteó varias docenas de veces con una tabla de madera que medía 80 cm de largo por 8 cm de ancho. Mi cara estaba muy hinchada, pero no me rendí.

Recreación de métodos de tortura: tortura con una porra eléctrica

A continuación, me quitaron toda la ropa, vendaron mis ojos y rellenaron mi boca y nariz con trapos sucios y ensangrentados. No podía respirar. Un guardia me aplicó descargas con una porra eléctrica por todo mi cuerpo. Sentí que iba a sofocarme y morir. No podía aguantar más tal intensa tortura y una vez más estaba dispuesto a transigir.

Pero mi arrepentimiento iba más allá de las palabras y estaba muy descorazonado. Una vez más declaré mi compromiso como nulo.

Varios oficiales vinieron y me golpearon y patearon en cada parte de mi cuerpo. Estaba con un dolor extremo. Mis costillas estaban rotas y no podía moverme. No me dieron ningún tipo de tratamiento médico y en su lugar me obligaron a permanecer sentado en un pequeño taburete desde la mañana hasta la noche. Repitieron sus torturas previas y, a continuación, me detuvieron con otros practicantes que no se habían rendido. Cada día nos obligaban a sentarnos en pequeños taburetes.

Los días pasaban y ya no recuerdo por cuánto tiempo me torturaron así, pero no me rendí. Un día, de repente me levanté del taburete. Los guardias estaban asustados y no sabían qué esperar. Después de aquello ya no me sentaba en un pequeño taburete, sino en una cama, hasta que fui liberado en septiembre de 2003.

Versión en inglés disponible en: http://en.minghui.org/html/articles/2015/3/16/149359.html

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