El poderoso río Amarillo en Jixian, provincia de Shanxi. (China Photos / Getty Images) |
Los antiguos Chinos conferían gran importancia al Río amarillo, lo consideraban como la cuna de la civilización china. Los granjeros utilizaban sus aguas para irrigar sus campos de arroz. Es por eso que llamaban al río el "río de Dios" o "el río celestial".
Según la leyenda, un otoño, las superabundantes precipitaciones pluviales hicieron crecer todos los ríos. Muchos se desbordaron y se vertieron en el Río amarillo, que se volvió todavía más ancho, más profundo y más poderoso. El Río amarillo mismo, exaltado, se volvió impúdico y se imaginó a sí mismo como el ser más poderoso de agua bajo el cielo.
Bajando la corriente, llegó al Mar del norte de China. Mirando a lo lejos hacia el este, no podía percibir las orillas. En ese momento, el Dios del río se volvió humilde y murmuró al Dios del mar del norte de China " Yo era arrogante, dominador y pensé que era el más grande de todos. Ahora he visto la potencia que tiene el océano y reconocí mi insuficiencia. Si no hubiera viajado hasta aquí, no me habría dado cuenta de eso".
Sin embargo, el dios del mar del norte de China demostró permanecer modesto y respondió: "Entre el cielo y la tierra no soy más que un pequeño espacio entre las inmensas masas de tierra. Los siete mares en su conjunto no son más que una mota en el universo. Estoy lejos de ser todopoderoso".
Tal es la historia del origen de la expresión china "Vuelto humilde por el gran océano" que indica que una persona descubrió sus límites y se siente satisfecho con eso.
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