El 17 de enero del 2000 fui a Beijing para validar el Fa y apelar pacíficamente. En el viaje de vuelta a casa, me detuvieron ilegalmente los policías y me encerraron en la Oficina local de policía. Los policías dijeron muchas cosas insultantes al Maestro y a Dafa. Les expliqué compasivamente: no podéis llamar directamente el nombre de mi Maestro, ´un día sea mi maestro, toda la vida será mi padre`. Delante de mí tenéis que respetar a mi Maestro. Un policía preguntó: ¿por qué tu maestro se autodenomina el Buda Sakyamuni? En las lecturas que el Maestro nos enseñó nunca dijo que fuera el Buda Sakyamuni. En el libro Explicando el Contenido de Zhuan Falun, por la página 210, un practicante preguntó al Maestro ¿quién era usted en su vida anterior? El Maestro contestó yo soy el mismo Li Hongzhi, yo no soy el Buda Sakyamuni (traducción preliminar). El policía preguntó otra vez: tu maestro dijo que en el 1999 la Tierra se explotaría, ahora ya estamos en el 2000 ¿por qué no se ha explotado? Dije: la CCTV (Televisión Central de China) está diciendo las mentiras públicamente. Mi Maestro en la Lectura de la Primera Conferencia en Norte América en la página 42 dijo Puedo proclamarles a todos aquí con toda sinceridad que todas esas alegadas catástrofes sobre la Tierra, la perdición del universo y las cosas de este tipo a ocurrir en el año 1999 no existen en absoluto. A la gente que no conoce la verdad le es fácil ser engañada pero vosotros tenéis el libro, podéis examinarlo. El comisario dijo: ¿qué pasaría si no lo encontramos? ¡condéname a 20 años de cárcel!, contesté. Luego, el policía señaló al comisario que sí encontró estas frases. Otro policía dijo: ¿cómo puede la CCTV decir mentiras? Desde entonces aquel policía nunca volvió a decir cosas insultantes contra Dafa y cuando me ve me saluda amablemente la gran hermana.
Aproveché el tiempo de un día y una noche para limpiar todas las habitaciones de la Comisaría que se encontraban bastantes sucias. Más tarde, fui enviada a un Centro de Detención, me encerraron en una cárcel provisional llamada la número 20. Entonces era el pleno invierno, no había calefacciones, solo había una gran cama constituida por una tabla de madera cubierta por una sábana, no había ni siquiera una manta; el techo y la pared estaban llenos de gotas de agua. Había mucha gente en esta cárcel en la cual no cabían todos para dormir en la cama, 7 u 8 personas tuvieron que pasar la noche de pie en turnos. En el Centro de Detención no se permitía las visitas de los familiares y el precio era 2 o 3 veces superior que el exterior. Aquí sufrí un ilegal encarcelamiento durante un mes, finalmente me multaron ilegalmente por 1.000 yuanes para ser liberada.
2) Fui a Beijing por segunda vez para apelar, volví a casa majestuosamente.
El 1 de julio de 2000 volví a casa majestuosamente tras el viaje a Beijing para la apelación. Los policías locales vinieron a mi casa y me interrogaron adónde fui. Les conté mi viaje de apelación a Beijing: en la Plaza de Tiananmen, abrí y demostré a todo el mundo la pancarta donde puse Falun Dafa es Bueno. Había un extranjero que me tomó fotos pero el carrete fue quitado por la policía secreta, más tarde, fui encarcelada en una comisaría cerca de la Plaza de Tiananmen, allí los policías me preguntaron que de dónde venía, yo contesté: vengo desde Dafa. ¿Cómo te llamas? ¡Discípulo de Dafa! Según el acento de mi habla, el policía distinguió que soy de la ciudad XX, lo afirmé. En seguida él quiso llamar a la Oficina de Delegación de mi ciudad en Beijing, al pulsar 2 números del teléfono, colgó el teléfono y me preguntó: ¿Sabes qué pasaría si te llevaran de vuelta? Contesté: probablemente me enviarían al campo de trabajos forzados. Me preguntó otra vez: ¿ya habías venido una vez, verdad? ¿Por qué ahora vuelves a venir? Dije: por mi Maestro, por Dafa, por todos los practicantes de Dafa ilegalmente encarcelados. El policía dijo: eso es admirable, no lo haces por ti mismo. Vamos a hacer esto, no puedo hacer nada a mis superiores ni tampoco a mis inferiores pero dentro de mis poderes y mis responsabilidades, sólo puedo soltarte. Es mi corazón compasivo el que sensibilizó al policía, así, volví a casa majestuosamente.
Al día siguiente de llegar a casa, a las 9 de la tarde, vinieron 2 policías en coche para arrestarme, la razón era que mi viaje de apelación a Beijing les causó problemas, además el viaje era una perturbación al orden público. Me iban a llevar al Centro de Detención. Yo les dije: fui a Beijing por mi cuenta con mis gastos, también he vuelto a casa por mi cuenta, no os he causado ningún problema. Además, hasta los policías de Beijing me liberaron, ¿por qué juicio vais a detenerme? Mi esposo también dijo: ni siguiera la orden de mi casa se había perturbado, ¿cómo ha podido perturbar la orden de la sociedad? El policía me preguntó: ¿volverás a viajar a Beijing o no? Yo le pregunté: ¿vas a ser policía en toda tu vida? El futuro es una incógnita. Beijing es la capital de China, ¿acaso tengo que pedir un visado para ir a la capital? ¿En cuál ley o norma dice que ir a Beijing es ilegal? El policía llamó a su superior para consultar qué podía hacer conmigo. Su superior preguntó: ¿cómo es su actitud? El policía contestó: bastante buena. Entonces déjale quedar en su casa. Así, los policías se marcharon.
3) Los policías se sometieron por la conmoción.
El 22 de julio de 2000, por tercera vez fui a Beijing para apelar. Fui interrogada varias veces por policías durante el viaje y los resolví inteligentemente. En estas fechas tan específicas y especiales (aniversario de 20 de julio, fecha de inicio de la persecución a Falun Dafa) había decenas de furgonetas de policía en la Plaza de Tiananmen para capturar a los practicantes de Dafa locamente. A las 10 de la mañana, me detuvieron y me llevaron al patio de una comisaría. Ahí había 5 filas muy largas, todos eran practicantes de Dafa. Cuando vinieron los perversos para grabarnos en el vídeo, inmediatamente empecé a recitar de memoria las poesías de Hong Yin del Maestro, los demás practicantes también me siguieron recitando. Los policías del edificio de arriba nos echaron cubos de agua fría para que nos calláramos y los policías de abajo levantaron el dedo pulgar en señal de buena idea. A pesar de estas interferencias no fueron capaces de interrumpir nuestra voz conjunta recitando el Fa.
Más tarde, los policías nos metieron a todos en un gran autobús, estaba totalmente lleno y nos llevaron al Centro de Detención Huai Rou de Beijing. Allí, negué a decirles mi nombre para el registro, me pusieron el número 230, me quitaron toda la ropa para registrarme. En aquel tiempo me encontraba con el período de la menstruación pero me quitaron mis compresas. Luego, nos encerraron en una cárcel, no nos permitían comprar cosas de uso cotidiano, las cosas como cepillos de dientes, ropas fueron confiscadas y no nos permitían utilizar. Menos mal que había traído 4 pantalones cortos, un pantalón de gimnasio y una camiseta de manga corta, así los otros practicantes tuvieron ropa para cambiarse. Cuando tocaba el turno de vigilancia al director del equipo policial, vio a un practicante anciano haciendo los ejercicios, entonces le arrastró al patio y le dio decenas de azotes en la cara y le castigó a estar quieto de pie bajo el sol durante varias horas. Otro practicante compañero estaba haciendo la meditación, el perverso policía Ma le dio descargas eléctricas, le azotó la cara y le quemó con cigarrillos dejándole cicatrices de quemadura en el cuello, y le castigó con estar quieto de pie con las piernas y los brazos abiertos durante horas, luego le esposó y le encerró en la cárcel. Para protestar a las brutales torturas a los practicantes, inicié la huelga de hambre, muchos otros practicantes sumaron a la huelga. Nos dieron descargas eléctricas pero bajo la gran fuerza de los pensamientos rectos de todos los practicantes, media hora después el policía desesposó a aquel practicante.
Durante el ilegal encarcelamiento, fui interrogada frecuentemente, a veces 2 veces al día, me preguntaron el nombre y el domicilio con amenazas. Les pregunté: ¿por qué me encerráis si no sabéis ni siquiera mi nombre? No digo mi nombre es debido a la política de implicación a los familiares y amigos. En los tiempos antiguos, el pueblo paraba los carros de los altos funcionarios para denunciar sus injusticias, los altos funcionarios bajaban del carro para escuchar al pueblo, también había sitio para tocar el tambor para denunciar las injusticias. Ahora, con lo grande que es China, no hay ni siguiera un lugar para apelar la injusta persecución a Falun Gong. Se quitaron el cartel de la Oficina de Apelación Estatal, si no hay sitio para apelarnos pues nos vamos a Tiananmen.
Me tomaron fotos para que las comisarías de diversas ciudades me reconozcan, ninguna me reconocieron para saber mi nombre. En la interrogación, los policías me amenazaron: si no nos dices el nombre te enviamos al campo de trabajo forzado igualmente, y si así todavía no, te serviremos con las torturas. Yo dije: te doy mis brazos, mis piernas hasta mi cabeza si queréis. Los policías se sometieron de conmoción. Más tarde, un interrogador dijo: llevamos más de una hora interrogándole, no sirvió de nada. Nada puede moverle. Fui liberada después de 13 días de encarcelamiento ilegal.
Al volver a mi casa, vinieron policías locales y me llevaron a la comisaría local. El comisario me preguntó: ¿para qué has vuelto a ir a Beijing? ¿Vas a seguir practicando o no? ¡Seguiré practicando! si sigues practicando, te enviaremos al campo de trabajos forzados. Me detuvieron en la comisaría sin dejarme volver. Vi que la comisaría estaba muy sucia, entonces limpié los cristales, las mesas y el suelo. Por la tarde, hubo una reunión en la comisaría, estaba limpiando las escupideras en el pasillo y oí sin querer al comisario mencionando de mí, dijo con aprecio: ella ha dejado el pasillo y las escaleras así de limpias, espero que todos se cuiden en mantener la limpieza.
A la hora de cenar, vino mi esposo a la comisaría a buscarme, preguntó: lleva ya un día entero hablando con el comisario, que acabe la charla y que nos vamos a casa a cenar. Los policías no le permitían subir a la oficina, mi esposo preguntó: aquí es una comisaría, ¿o acaso es una cárcel? Al oír eso, el comisario le permitió subir y nos dijo: vuelve a casa, debes de estar cansada de todo el día. Nos acompañó bajando las escaleras con la debida cortesía. Así volvimos a casa.
* * *
Se autoriza la impresión y circulación de todos los artículos publicados en Clearharmony y su contenido, pero por favor cite la fuente.