El día 29 de enero de 2004, el periódico nacional francés con fama internacional “Le Monde” publicó un articulo en el cual critica el régimen comunista chino como “una organización perversa” porque intentó reprimir la libertad de expresión de las personas disidentes. Cuando el presidente chino daba su discurso en el parlamento de París, más de la mitad de los diputados se ausentaron de la sesión en señal de protesta por las constantes violaciones de los derechos humanos en China. Al mismo tiempo, los practicantes de Falun Gong se manifestaban pacíficamente fuera del parlamento. El autor del artículo criticó con humor la actitud absurda del gobierno francés: “para agradar al régimen chino quien suele ocultar sus crímenes por intereses económicos, el gobierno francés trata a los pacíficos practicantes de Falun Gong como personas amenazantes de la seguridad”.
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