Algunos pensamientos con respecto a la determinación

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Al observar a mi pequeña hija aprendiendo a tenerse en pie, me percaté de algo con respecto a la determinación. Me di cuenta sobre todo de su manera de responder cuando fallaba, lo que ocurrió numerosas veces. Caía, algunas veces lloraba y necesitaba consuelo, pero lo intentaba rápidamente de nuevo. A veces caía y comenzaba a llorar, pero mientras lloraba se enderezaba sobre sus rodillas y lo volvía a intentar. Poco importaba lo que pasaba, seguía intentándolo. Lo que más me llamó la atención no fue que lo siguiera intentando, sino el hecho de que no tenía ningún concepto para dejar de intentarlo. No tenía el concepto de que debido al dolor, a la frustración o a la dificultad, debía parar de intentarlo. ¡Se tendría en pie! No tenía el concepto de que sus esfuerzos para tenerse en pie la hacían caer. La frustración, los fracasos y el sufrimiento del proceso no se conectaban con sus esfuerzos para lograrlo, sino que eran exactamente los obstáculos los que requerían determinación para ser superados. Su determinación era tan simple, fuerte e inocente, que casi podía sentirla.

Nuestra determinación en la cultivación no es algo que pueda depender de lo que llega en nuestro camino de cultivación –poco importa cuánto tropezamos y caemos, cualquiera que sea la dificultad, nosotros no deberíamos vacilar en nuestra resolución. No podemos permitir que nuestros conceptos sobre la caída y la vacilación nos influyan en nuestra resolución. La verdadera determinación no significa que nos determinamos a triunfar sin tropezar en el camino, ni que triunfaremos inmediatamente. Eso significa que, pase lo que pase, incluidos nuestros tropiezos, no perderemos nunca la fe en nuestra capacidad de triunfar, y en nuestra resolución fundamental de conseguirlo. Hay algo muy inspirador al observar a un bebé intentar levantarse y caer, intentar y caer, intentar y caer, y al ver que nunca se desanima cuando cae. En cierto sentido, nos parece muy notable, pero para un bebé, naturalmente, esto es natural –esto es lo que hacen los bebés-. Entonces, para alguien que se cultiva, sea lo que sea lo que ocurra, los tropiezos ante las tribulaciones poco importan, nos levantaremos cada vez con voluntad de hierro. Para el que se cultiva, eso también es natural porque cultivamos Dafa.

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