Después de haber estudiado “Enseñanza de la Ley en la Conferencia de Chicago 2004”, reflexioné mucho. Me gustaría compartir una experiencia con ustedes.
Con el fin de validar la Ley y esclarecer la verdad a la gente, es necesario cooperar bien entre practicantes. Como partícula de Dafa, representamos la imagen de Dafa. Cuando otros practicantes tienen problemas importantes, deberíamos señalárselos lo más temprano posible. Lo que sigue son dos situaciones en las cuales otros practicantes me señalaron algunos de mis problemas.
Una vez alquilé una habitación a una practicante que se había quedado sin hogar a causa de la persecución. Deseábamos que pudiera imprimir documentos de clarificación, pero a menudo salía para fijar carteles de clarificación de la verdad. Estuve preocupada a causa de esto, entonces, otro practicante y yo fuimos a visitarla al apartamento. Vimos que había salido y la esperamos en el apartamento. Cuando volvió, era incapaz de abrir la puerta. Solamente cuando ajustamos nuestra actitud, fue capaz de abrir la puerta. La primera cosa que nos dijo entrando en la cuarto fue “ustedes tienen demasiado miedo”. No me gustó oír esto. Después de que se sentó, le pedimos otra vez no salir tan a menudo. ¡Ella me dijo que yo era demasiado prudente y tímida! Le respondí: “Si fuera demasiado temerosa, no habría arrendado este apartamento para ti”. Ella me dice: “ Arrendas apartamentos para practicantes sin hogar y arrendar un apartamento no quiere decir que no tengas miedo”. En seguida y en la superficie no me enfadé, pero en mi corazón pensaba: “no hiciste bien y te quedaste sin hogar, entonces tomé un riesgo y te alquilé una habitación. En lugar de mostrar agradecimiento, no nos escuchas y nos acusas”.
Pero el Maestro nos dijo que deberíamos mirar en el interior en todo momento aunque parezca que es poco importante lo que pasa. Cuando nuestro espíritu no está tranquilo, puede que pensemos siempre que tenemos razón y que otros están equivocados. Comencé pues a estudiar la Ley. Leí 4 o 5 capítulos de Zhuan Falun sin cesar. Finalmente comprendí mi problema: trataba de convencer a otros practicantes de no salir porque tenía miedo de ser implicado si algo pasaba a este practicante. En resumidas cuentas, tenía un apego al miedo. Lo que llegó es que cuando otra practicante había querido señalármelo, ella había utilizado un tono no muy gentil y entonces yo no había querido cambiarme. Luego pensé, si el Maestro me hubiera dicho esto, ¿acaso le habría escuchado y habría cambiado? Claro que sí. Mi espíritu se quedó entonces en paz. Debo abandonar mi apego al miedo y mis otros pensamientos impuros y debo ocuparme de otros practicantes de todo mi corazón. Más tarde, no me acusó más y no salió tanto.
En otra situación, charlaba con otro practicante de la fijación de los documentos de clarificación. Hacía grandes gestos con los brazos hablando. Este practicante me dijo: “no hagas tantos gestos. No me gusta esto cuando hablas así”. No me gustó escuchar estas palabras. En cambio, reajusté rápidamente este estado de ánimo y pensé: ¿si el Maestro me dijera esto, lo aceptaría? Sí, lo aceptaría. Sabía que esto era mi apego de llamar la atención que sigue presente. El practicante simplemente me lo había señalado.
Deberíamos agradecer las observaciones que nos hacen otros practicantes, mirar en el interior incondicionalmente y ajustarnos lo antes posible. De ese modo, no podremos sentir ningún pesar como practicantes del período de rectificación de la Ley y haremos un buen trabajo de ofrecer salvación a todos los seres.
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