El día 24 de noviembre llegó a Las Palmas de Gran Canaria en visita oficial el actual Presidente de China Hu Jintao acompañado de numerosos miembros de su gobierno, por lo que se estableció una fuerte medida de seguridad.
Los practicantes tuvimos conocimiento de esta visita un día antes de su llegada, por lo que rápidamente nos llamamos por teléfono y nos citamos al día siguiente en las inmediaciones del Hotel Santa Catalina, lugar donde se iba a reunir el mandatario chino con las autoridades de la isla. A las 9 de la mañana, un poco antes de la hora prevista de llegada, estábamos allí con nuestras camisetas amarillas portando 3 pancartas grandes donde se podía leer “Falun Dafa”, “Verdad, Compasión y Tolerancia” y “La Gran Ley de la Cultivación Falun”.
Cuando llegamos a las inmediaciones del hotel, nos encontramos con un grupo de policías que nos estaban esperando y observamos que tenían una extrema preocupación por nuestra seguridad. Lo primero que nos dijeron fue: “¿no sabéis lo que ha ocurrido en Argentina?, pues no queremos que aquí vuelva a pasar lo mismo”. Nos dijeron que no pasásemos el cordón policial, así que nos quedamos un poco alejados del hotel, pero aún así nos situamos en un lugar bastante privilegiado. Para nuestra sorpresa, siete policías se quedaron junto a nosotros protegiéndonos en cada momento.
Ocurrieron varios hechos muy significativos que motivaron la movilidad de algunos miembros del gobierno chino al percatarse de nuestra presencia. Por ejemplo, hacia las 9:30 se acercó un grupo de chinos con banderolas de color verde y rojo mirando fijamente hacia donde estábamos situados. En sus miradas se podía ver la perversidad. Entonces, dos de ellos intentaron acercarse pero tres de los policías que nos escoltaban, les interceptaron el paso y no les dejaron avanzar hacia nosotros. En otro momento, se acercó un chino para hacernos fotos, pero la policía no le dejó y le obligó a marcharse. En todo momento intentaban controlarnos pero no podían. Nos tuvieron que filmar y hacer fotos a una distancia bastante grande. También fuimos testigos de un incidente que nosotros le llamamos “el juego de las guaguas”. Con la intención de hacernos invisibles ante la comitiva, consiguieron colocar justo delante de nosotros, una hilera de dos guaguas de tal manera, que obstaculizaba la visibilidad y nosotros tampoco podíamos ver nada. Si nos movíamos hacia la derecha adelantaban las guaguas, si nos íbamos a la izquierda, la atrasaban. Sin embargo, pudimos sortear este “juego” repartiéndonos en tres grupos y situándonos en tres puntos diferentes.
Un hombre de edad avanzada que estaba presenciando esta escena decía: “pero, ¿por qué se empeñan en taparos si de todas maneras saben que estáis aquí?”
Para nosotros fue un día muy especial no sólo por la importancia de manifestarnos con motivo de la visita del presidente chino, sino también por la gran oportunidad de clarificar la verdad a toda la gente que pasaba por allí. Una TV local hizo eco de la presencia de Falun Dafa y un miembro de la Delegación del Gobierno se acercó para preguntar quienes éramos, cuántos y por qué estábamos allí. La presencia de los siete policías junto a nosotros, llamaba mucho la atención de la gente y nosotros en todo momento hacíamos nuestras actividades repartiendo folletos, haciendo la demostración de los ejercicios, enviando pensamientos rectos y aclarando la verdad de los hechos.
Hacia las 3 de la tarde se marchó la comitiva y nosotros también abandonamos el lugar. Antes de irnos dimos las gracias a la policía por la protección que nos habían ofrecido y ellos también nos agradecían por facilitarles el trabajo con nuestra actitud pacífica. Al despedirnos nos dijeron que tal vez esto nos podría acarrear algún tipo de problemas en el futuro ya que al parecer en la ciudad residen varios funcionarios del gobierno chino. Nos ofrecieron nuevamente su ayuda diciéndonos que si teníamos cualquier tipo de problema o nos sentíamos acosados por los chinos, les comunicásemos en seguida para ellos tomar medidas.
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