Clarificar la verdad en la calle

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"¿Dónde estaba?"

¿Quien quería hablarme? Miré alrededor de mí y vi a una señora mayor de pie bajo un tejadillo. Me sonreía. Habría dicho que estaba de pie allí desde hacía un buen rato.

Fui hacia ella. Cogió mis manos afectuosamente en las suyas y comenzó a hablarme en el dialecto de Shandong. Era una mujer pequeña pero llena de energía. Me dijo que tenía 86 años, que estaba bien de salud y que tenía buen oído y buena vista. Dijo que me esperaba desde hacía mucho tiempo. Al principio me quedé sorprendida porque no la conocía. Luego comprendí que era un arreglo del Maestro. No era por casualidad. Cada vez que salgo para esclarecer la verdad sobre Falun Dafa le pido al Maestro con el corazón que me ayude a encontrar personas predestinadas con el fin de darles material de clarificación. En consecuencia, prácticamente todas las personas a las que clarifiqué la verdad estaban predestinadas y aceptaban sin problema que les hablara de la verdad. ¡Esto sucedió de nuevo con esta señora! Se comportaba conmigo como una pariente a la que no veía desde hace mucho tiempo. Incluso me propuso ir a descansar y comer a su casa.

Utilizando mi experiencia personal le dije por qué Falun Dafa es bueno y cómo muchas personas se benefician espiritual y físicamente. Le expliqué que el incidente de la auto inmolación de la Plaza Tienanmen era un montaje del gobierno, que también había inventado el asesinato del enfermo mental por Falun Gong. Le dije también que Falun Gong está propagado ampliamente en los países extranjeros. Estaba muy emocionada y enfurecida contra esta horrible persecución. También expresó su simpatía y su apoyo a Falun Dafa. Más tarde le enseñé a recitar "Falun Dafa Hao", ya que esto podía hacerle bien. Estuvo conforme y dijo: "Creo absolutamente en lo que dice usted. Aprenderé a recitarlo correctamente”.

Le pedí que lo repitiera muchas veces. Tenía un acento fuerte y no lograba decirlo de tirón. Pero estaba determinada a aprenderlo. Dijo: "Soy muy mayor. No tengo una memoria muy buena. Tengo que repetirlo muchas veces”. Y volví a repetírselo muchas veces, palabra por palabra, para asegurarme que la frase quedara grabada en su memoria.

Antes de irme me repitió muchas veces: "Vuelva a verme", cogiéndome de la mano.

Me alejé y después de caminar un poco, me volví. Allí estaba de pie, haciéndome el signo de la mano en el pecho. Esto me recordó lo que el Maestro nos dijo:

"¡Todos los seres cuentan con usted! (Aplauso). Es verdaderamente así”. (Enseñanza de la Ley en la Conferencia de Filadelfia, USA en 2002")

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