Comencé a practicar Falun Gong hace poco más de un año y medio en el punto de práctica de los ejercicios de Falun Gong cerca de Adelaide. Iba con mi hija Renée y de hecho ésta es su experiencia y no la mía. Renée, la más pequeña de mis seis hijos, nació hace 25 años con problemas múltiples y cardíacos, los cuales se volvían más manifiestos según iba creciendo. Estaba clasificada con una minusvalía mental, tenía una espina dorsal hundida y torcida y la región lumbar comprimida que le causaba un dolor agudo desde siempre. Podía levantarse sólo durante un período muy corto. Utilizábamos en otro tiempo una silla de ruedas para las salidas y las compras, porque el movimiento de las piernas le causaba dolores violentos, desde la cabeza hasta la punta de los pies. La vida era difícil y terrible para Renée, con muy poca posibilidad de éxito en los estudios.
Hace seis semanas, Renée dijo que ella también quería practicar Falun Gong. ¡Sabía que su corazón conocía la verdad pero, ¿cómo podría tenerse en pie o sentada para practicar los ejercicios de Falun Gong? Pensaba que esto era una ¡"misión imposible”! Me sentía confuso y algo asustado a la idea de comenzar, pero luego comprendí que no tenía que comenzar sino dejar que sea, porque entre el Maestro Li y Renée todo iba muy bien. Entonces confié en el Maestro Li y comencé a enseñar a Renée el primer ejercicio de Falun Gong, un poco cada vez. Pasaron dos semanas para que ella pudiera realizar el primer ejercicio y después de algunos días, fue capaz de levantarse para hacerlo, y más tarde, íbamos juntos hasta el punto de práctica local, donde Renée simplemente se sentaba en el círculo para todos los demás ejercicios.
Renée leyó el libro Zhuan Falun y adquirió grandes comprensiones y percepciones de las enseñanzas y los principios de Falun Gong enseñados en Zhuan Falun. Luego una noche, cuatro semanas más tarde, mientras practicábamos en casa, dijo que podía hacer todos los ejercicios. Efectivamente, se sentó para la meditación sentada y colocó sus piernas en posición del semi-loto. Estaba absolutamente emocionado y sólo podía llorar silenciosamente. Era un milagro. Luego Renée comenzó a caminar veinte minutos al día, sus pies y su espalda tienen solamente pequeños malestares de cuando en cuando. La silla de ruedas ya no es necesaria para ir de compras. Renée nos decía que se trata de su camino, que tiene su Maestro, y está muy concentrada y empeñada. De hecho, es ella quien me mantiene en el camino recto ahora. ¿Qué prueba suplementaria de la fuerza de Falun Gong es necesaria? Ninguna otra para nosotros que hemos vivido este magnífico milagro, gracias por el amor y la compasión del Maestro Li.
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