Relato de mi visita a China: Cómo el régimen de Jiang gasta el dinero del pueblo para perseguir el Falun Gong

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11 de abril de 2003

Con el fin de perseguir el Falun Gong, el régimen de Jiang pagó mucho dinero a distintos niveles de las oficinas de la seguridad pública, de los sistemas de seguridad política, sistemas judiciales, sistemas diplomáticos y a la Oficina 610. También invirtió mucho dinero para subvencionar los medios de comunicación, como las cadenas de televisión, las estaciones de radio, los diarios, etc. con el fin de mantener la propaganda de fabricación de mentiras. El régimen bloquea incluso el acceso a Internet, normalmente accesible a la población. Informo de la experiencia que viví con el fin de ilustrar que el régimen de Jiang gasta el dinero del pueblo con el fin de perseguir el Falun Gong.

Durante las vacaciones de verano de mis niños del año pasado, volvimos a China para visitar a la familia. Llevábamos mucho material para clarificar los hechos y libros de Falun Gong, esperando aclarar a la gente los hechos cuando visitáramos amigos y parientes. No lo esperábamos, pero algunos días después de nuestra llegada, notamos que varias personas de mirada sospechosa nos perseguían. Por todas partes donde íbamos, había vehículos de policías que nos seguían. En vez de guardar una distancia con nosotros, como la gente que se ve en las películas, nos seguían codo a codo de una manera obvia, lo que significaba que a veces nos encontrábamos amontonados con ellos en pequeños ascensores. Si comprábamos un billete de tren, compraban también billetes de tren. Si comprábamos billetes de primera clase, compraban también los billetes de primera clase. No se despegaban de nuestros talones allá donde íbamos.

Calculé, aproximadamente, que durante las cuatro semanas que pasamos en China, movilizaron al menos a 21 policías de civil, cinco de sus vehículos y varios taxis para seguirnos. Si permanecíamos en casa de nuestros padres, el coche de los policías se colocaba delante de la puerta. A veces, los policías utilizaban un taxi para seguirnos. Cuando íbamos a pasear al campo, dos coches nos seguían, lo que ponía nerviosos a los residentes del pueblo. Si visitábamos una ciudad de otra provincia, había un nuevo grupo de policías de civil que los reemplazaban.

Establecieron una red compleja para tomar algún relevo en la población que comprendía a profesores, aficionados y a gente empleada temporalmente para ofrecer ayuda. Si se hablaba en inglés, encontraban a un estudiante del colegio. Si se hablaba en un dialecto local, encontraban a una persona de la localidad.

Durante este período, tuve la oportunidad de hablar con los agentes de la Oficina 610 de la localidad, así como los de la oficina de la Seguridad pública de la provincia. Una vez, le dije a un agente de la localidad: "Ahora hay más de 500 practicantes de Falun Dafa que han sido torturados a muerte." "Para mi sorpresa, el dijo con seguridad:" "no es justo este reducido número…"

No sabía porqué nos seguían todo el tiempo, porqué no nos detuvieron y porqué no interfirieron directamente en nuestras actividades. Finalmente supimos la razón cuando un representante del gobierno nos citó. Nos acogieron calurosamente y nos pidieron educadamente "ayudarles". Era el objetivo que querían lograr gastando una importante cantidad dinero del pueblo. Le dije inmediatamente: “¡Ni hablar! no haremos nada que les ayude a perseguir el Falun Gong”. El tenía un gran desconcierto.

Aunque no estuvimos en condiciones de distribuir el material que clarificaba los hechos a numerosas personas, aprovechamos cada ocasión para decir la verdad con sabiduría a la gente con quien nos entrevistábamos. También entregamos libros de Falun Dafa a los que tenían una afinidad predestinada con la gran Ley.

Más tarde, debido a una excesiva ingerencia, decidimos regresar al país dónde vivimos actualmente. Sin embargo, Air-China nos creó obstáculos. La compañía aérea quiso imponer condiciones difíciles y nos pidió pagar a cada uno más de 1.000$ en gastos si queríamos modificar la fecha de la vuelta. Tuvimos que abandonar este plan.

De paso, tengo una sugerencia con respecto a las líneas aéreas. Sugiero a los practicantes que piensan visitar China, hagan un esfuerzo de no reservar billetes con líneas aéreas chinas. Nosotros hemos encontrado problemas. Nuestro nombre no figuraba en el sistema informático, aunque habíamos confirmado los billetes. Si toman una línea aérea de otro país, no será tan fácil que las autoridades se entrometan.

La víspera de nuestra salida de China, nos invitaron a una cena en un hotel lujoso. Cuando renunciamos a la invitación tomando como excusa que sería demasiado costoso, dijeron: "El dinero no es un problema. Tenemos la financiación necesaria.” Nos dijeron que hiciésemos lo posible por estar presentes, si no nuestros padres tendrían problemas.

El segundo día, durante la cena, un agente de una oficina provincial lanzó una nueva ola de persuasión, comenzando: "disculpa por la molestia". Nos pidió que anotásemos su número de teléfono celular, su número de fax, su dirección electrónica y muchas veces nos pidió guardar contacto con él. Encargó muchos platos que llenaron toda la mesa, y mencionó que era una cena de adiós. Antes de que haya propuesto otras condiciones, le dije seriamente: "no quiero ser un espía y nunca abandonaré la práctica de Falun Gong". Parecía perplejo.

Las tácticas no tuvieron ninguna influencia sobre nosotros, pero esto nos enseñó cuánto ellos se habían desviado y cómo gastaban el dinero del pueblo. Esperamos que el público pueda detectar el engaño del régimen de Jiang.


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