Memoria de los días cuando viajaba con el Maestro antes y después de la difusión de Falun Gong al público (Segunda parte)

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6. “Escuchar con calma a la gente hasta acabar es señal de respeto hacia los demás”.

Cuando comencé a seguir al Maestro para asistir a la enseñanza de los ejercicios al público tenía la costumbre de interrumpir a otros en medio de una conversación debido a mi pobre "xinxing" y por ser joven e impulsivo. A veces imponía a otros a aceptar mis comprensiones y mis emociones. En otras ocasiones, a causa de mi arrogancia, pretendía saberlo todo. El Maestro me dijo que el hecho de escuchar silenciosamente a otros mientras hablaban era una señal de respeto hacia los demás. Además debía prestar atención a lo que otros decían y tomar a Dafa como criterio para ver si lo dicho estaba conforme a Dafa o no. Después de escuchar atentamente lo que decían podría pensar detenidamente y no apresurarme a imponer mis puntos de vista. Deberíamos escuchar más y hablar menos. Escuchar con calma todo lo que una persona quiere decir sin ser impulsivo es una forma de cortesía y de 'cultivación' personal.

Las palabras del Maestro me influyeron profundamente. En estos últimos diez años tomé a menudo estas palabras como un criterio para examinarme. Cuando observaba a los compañeros de práctica, particularmente los jóvenes impacientes y arbitrarios ignorando las buenas formas cuando se ponían en contacto o hablaban con otros, les explicaba con calma lo que Maestro me había enseñado. Todos ellos encontraron que estas palabras aportaban un gran beneficio.

7. Cada vez que el Maestro despedía a un discípulo o a un visitante, jamás volvía a su habitación antes de que la persona desapareciera visualmente

El Maestro es verdaderamente digno en todas sus actividades diarias, sea cuando camina, está de pie, sentado o tumbado. Tiene buen carácter y una personalidad calurosa y amistosa. Incluso después de tantos años, jamás vi al Maestro cruzar las piernas ni respaldarse cuando se sienta en un sofá o una silla. Muestra mucho respeto cuando habla a un practicante mayor y el tono de su voz es muy respetuoso. Cada vez que se despedía de los practicantes o visitantes, el Maestro les acompañaba hasta la puerta, jamás volvía a su habitación hasta que estaban fuera de su vista. Estos pequeños detalles han quedado arraigados en mi espíritu a lo largo de estos años.

8. Jamás se cansaba de enseñar

Durante las lecturas, el Maestro a menudo contestaba a las preguntas de los practicantes, especialmente dejaba la décima clase exclusivamente para responder a las preguntas. Siempre recibía muchas notas con las preguntas escritas, muchas de ellas eran repetitivas y ya habían sido contestadas debido al gran número de nuevos practicantes en cada sesión de lecturas. El Maestro decía que no quería repetir las respuestas a ciertas cuestiones para ahorrar tiempo pero aún así solía contestarlas con paciencia. Las preguntas que se repetían eran siempre las de bajo nivel, muchas veces incluso los practicantes veteranos quedaban hartos de escucharlas. Sin embargo, después de ver a tantos practicantes en distintos lugares del país, el Maestro nunca se cansaba de enseñar, respondía siempre pacientemente a sus preguntas lo más claro y detallado posible. La misericordia del Maestro no puede ser descrita con palabras.

A veces, en ciertas circunstancias yo casi perdía la paciencia. Por ejemplo, los nuevos alumnos querían que les corrigiera los movimientos durante los ejercicios. Cuando cometían los mismos errores una y otra vez, me volvía verdaderamente impaciente e indignado. Pero cuando recordaba la paciencia del Maestro, todas mis quejas desaparecían inmediatamente. Alguien dijo que no se aprende nada estando con los nuevos alumnos, pero en realidad un cultivador verdadero siempre puede mejorar sin importar el ambiente en que uno se encuentre.

El Maestro nos enseñó: “La compasión es un producto de la cultivación y no es algo fingido; viene de lo profundo del corazón y no es para demostrar nada a los demás. Es algo que existe eternamente y que no cambia con el paso del tiempo, ni dependiendo de las circunstancias”. (Explicando el Fa en la Conferencia del Fa en Washington DC, 2003). Cada vez que leo esta conferencia, recuerdo la misericordia y la tolerancia del Maestro mientras difundía el Fa en aquellos años.

9. Ser testigo de la fuerza del silencio del Maestro

En 1993, una persona del Instituto de Qiqong invitó al Maestro a enseñar Falun Gong en su ciudad natal Liaocheng, en la provincia de Shandong. Dijo que le gustaría presentar a sus paisanos una buena práctica, pero en realidad lo que quería era ganar dinero con la Asociación de Qiqong local. Cuando las clases acababan, según el contrato que era idéntico al de todas las clases que el Maestro dio en otros lugares, él sólo tomaba el 30 o 40 %, mientras los organizadores locales tomaban del 60 al 70 % del dinero recaudado. El Maestro puso un precio muy bajo , de hecho en aquella época Falun Gong, tenía el precio de entrada más barato de todo el país. Una entrada costaba 40 yuanes y los antiguos estudiantes pagaban la mitad del precio, 20 yuanes (en cada lectura siempre había muchos antiguos alumnos que seguían al Maestro). Cada vez que se organizaba una lectura, no quedaba nada de dinero tras pagar.
Después de las clases de la asociación local de Qigong de Shandong, el organizador se quejó de que el Maestro había puesto los precios de las entradas demasiado bajos. Una de los organizadores, una señora de unos cuarenta años acompañó al Maestro a la estación de tren en coche y durante más de una hora no dejó de quejarse al Maestro.

Yo estaba sentado en el asiendo de atrás y la escuchaba. Al principio traté de quedarme en silencio pero al final no pude contenerme, no soportaba más que calumniara a mi Maestro y grité: "Ciérre la boca. Si continúa así no valdrá la pena que nos acompañe a la estación. Saldremos de su coche y nos iremos por nuestra cuenta”.

El Maestro volvió la cabeza y me miró. No dijo nada pero comprendí que no debí de hablar, sino quedarme sentado en silencio. La misericordiosa y majestuosa mirada del Maestro calmó inmediatamente mis fuertes emociones. La señora parecía también reprimida por esta fuerza del silencio y dejó de hablar después de algunas palabras. Después de este incidente, el Maestro no mencionó nada sobre ello. Durante todo el tiempo, el Maestro no dijo ni una sola palabra. Sin embargo nos hizo reflexionar a todos los presentes sobre nuestros errores y deficiencias.

Mi comprensión sobre "Más allá de los límites de la Tolerancia" es que es una Ley enseñada para el lado divino de los practicantes de Dafa con el fin de eliminar la perversidad y rectificar la Ley. Esto no es para que nos complazcamos con los apegos restantes de nuestra parte humana. De hecho, debemos restringir bien nuestro lado humano y cultivar nuestro xinxing todo el tiempo. Nuestro lado divino será entonces capaz de ejercer completamente nuestros poderes sobrenaturales y no estará bloqueado por nuestro lado humano. Entonces los poderes de los dioses se manifestarán y participarán en la Rectificación de la Ley y eliminará las fuerzas perversas.

10. Una mirada del Maestro es como un espejo que refleja todos mis malos pensamientos.

En 1994 el Maestro enseño las lecturas en la ciudad de Zhenzhou. En principio no pensamos que vendría tanta gente, además la sala de audiciones alquilada tenía muy malas condiciones. Los ladrillos de los bancos estaban levantados y había ventanas sin cristales. Al ver esto me inquieté y me acerqué a los organizadores para pedirles cambiar el lugar de la lectura y los equipos de sonido. Durante la conversación, no pude mantener mi xinxing y me enfadé.

El Maestro me llamó. He estado siguiendo al Maestro desde que obtuve la Ley y era la primera vez que me hablaba sin sonreír. Antes de hablar, mis piernas comenzaron a temblar y sentí la ilimitada majestuosidad del Maestro. Una mirada suya fue como un espejo brillante y todos mis malos pensamientos fueron expuestos; me permitió examinar los problemas de los que no me había dado cuenta antes. No había palabras para describir la fuerza y la dignidad del Maestro.

Veinte minutos después del enfado con los organizadores perdí la voz. Podía hablar perfectamente cuando subía al escenario para enseñar los ejercicios pero al bajar volvía a sentir mal la garganta. Esto duró cuatro o cinco días.

11. El Maestro volvió la mirada hacia mí y me miró durante más de diez segundos sin decir una palabra

En verano de 1993, acompañé al Maestro a Wuhan para enseñar las lecturas. Un día el Maestro y yo fuimos a visitar el Templo Guiyuan de Hankou. Delante de la estatua de Sakyamuni, el Maestro levantó solemne y respetuosamente una mano delante del pecho. Detrás del Maestro, yo también levanté una mano delante del pecho (tenía que juntar mis dos manos delante del pecho en la posición de Heshi). Frente a la estatua de Buda, mi imaginación comenzó a galopar y pensé: "Sakyamuni era sólo un Tathagata. El Buda más elevado mira a un Tatagatha como si fuera una persona común y mi nivel es más elevado…" Sin que me diera cuenta, la mano que tenía levantada había caído hasta el vientre. Mientras dejaba mi imaginación galopar con los ojos ligeramente cerrados, de repente el Maestro se volvió hacia mí y miró fijamente mis ojos durante más de diez segundos sin decir una palabra. Quedé tan aterrorizado que tuve sudores fríos y comprendí inmediatamente.

Pensaba que estaba al nivel de la universidad solo por haber echado un vistazo a los libros de la universidad. La expansión de mi ego había alimentado demonios en mi propio espíritu, pero no me di cuenta de ello hasta ese momento. Algunos practicantes veteranos cayeron justamente en esta misma trampa, incluso se negaron a reconocer al Maestro. La lección es sumamente seria.

12. La verdad sobre la acusación de “no salvar la vida de un muerto”.

Antes de cada lectura, el Maestro siempre recordaba a la asociación de Qigong local que "las personas con enfermedades críticas" no debían ser admitidas. Durante las conferencias, el Maestro reiteraba que no estábamos allí para curar enfermedades. Si alguien venía a las lecturas para curar sus enfermedades, le devolveríamos el dinero de su entrada aún si ya se había inscrito. Sin embargo las asociaciones locales a menudo no cumplían esta norma porque simplemente querían ganar más dinero.

En 1994, durante una lectura con cuatro mil participantes en Harbin, algunas personas de Jinzhou trajeron a un hombre obeso en camilla. Esta persona no tenía una conciencia clara y había perdido la capacidad del movimiento. Los miembros de su familia lo trajeron a cada sesión de lectura. El hombre ni siquiera podía levantar la cabeza y tenía que permanecer tumbado para "escuchar" la conferencia. Durante la misma, el Maestro repitió muchas veces que los enfermos en fase crítica debían abandonar la conferencia y dijo claramente que "No estamos aquí para curar enfermedades”. Sin embargo ellos no hicieron caso.

Una tarde, el hombre murió en su habitación del hotel. Los miembros de su familia trajeron su cadáver fuera de la sala de audiciones y pidieron al Maestro que lo salvara. El Maestro estaba dando la lectura. Un empleado de la sala habló brevemente al Maestro, que salió rápidamente y no volvió durante un buen rato. Cuando lo hizo, nos dijo que el hombre ya había muerto hacía algunos días. Habría sido posible salvarlo si estuviera vivo pero ya había muerto…

Sin embargo, los miembros de su familia empezaron a acusar al Maestro de no salvar la vida de una persona al borde de la muerte. Algunos "practicantes" entonces también criticaron al Maestro. Uno de ellos dijo: "No practicaré más" y tiró la chapa de Falun al suelo. El Maestro le dijo: "No estas a la altura". Más tarde el Maestro nos dijo: "Esta persona estaba siendo controlada por algunas cosas. Habría sido triste si fuera un practicante verdadero."

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Nota del Editor: el autor de este artículo comenzó a practicar Falun Gong con el Maestro en persona desde antes de la difusión al público de las enseñanzas del Fa por el Maestro. Sin embargo, después del comienzo de la persecución no fue diligente en su cultivación por un largo periodo de tiempo. Recientemente se dio cuenta de sus deficiencias y escribió estos artículos con el fin de que más practicantes puedan disfrutar de estas historias acerca del Maestro y para que aprendan a respetarle mejor, apreciar este precioso tiempo de la propagación de Dafa entre la gente y a no defraudar la compasiva salvación del Maestro y situarnos bien para el futuro.

En cuanto al autor de este artículo esperamos sinceramente que sus errores sirvan para él de lección y que estudie bien el Fa y publique cuanto antes su solemne declaración. Esperamos que haga bien las tres cosas que el Maestro enseñó a todos los discípulos del período de la Rectificación de Fa para así compensar sus errores pasados y encaminarse rectamente de ahora en adelante.

Versión en chino disponible en:
http://minghui.ca/mh/articles/2005/1/25/94172.html

Versión en francés disponible en:
http://fr.clearharmony.net/articles/200502/18395.html

Versión en inglés disponible:
http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2005/2/7/57276.html

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