El telón acaba de ser bajado en el más solemne de los ritos funerarios del Vaticano. Su impacto se extendió en el mundo entero. Cuatro reyes, cinco reinas, ciento cincuenta jefes de estado y representantes y más de doscientos dirigentes de organizaciones vinieron para ofrecer sus condolencias. Varios millones de personas fueron a Roma para llorar. Dos mil millones de personas miraron la ceremonia gracias a las retransmisiones en directo. El acontecimiento reunió a representantes e individuos de todas las razas humanas. Un solo país que tendría que representar a mil trescientos millones de chinos y a su gobierno estaba ausente. ¿Fue esto accidental?
Algunos dicen que cuando el Papa Juan Pablo II cerró los ojos por última vez, el siglo XX realmente se acabó porque durante los veinte últimos años del vigésimo siglo, el pontífice mantuvo en alto la cruz y cambió el mundo. Llevó la carga que dio fin al perverso reinado de los comunistas de Europa del este.
Si consideramos las calamidades del vigésimo siglo como presagios, entonces la historia del vigésimo siglo todavía no está terminada. El caso es que las calamidades generadas por el Partido Comunista chino excedieron de lejos el total de todas las demás calamidades. El Partido Comunista masacró 80 millones de chinos. Crearon esta crisis sin precedente en la existencia de la raza humana. ¡Para conseguir llevar el final del vigésimo siglo a un apogeo, los cielos deben aniquilar al Partido Comunista chino!
El Papa dio un gran ejemplo al hombre utilizando el poder de la moralidad y de la fe para desintegrar el perverso imperio comunista. A través de él, es una manifestación de la gracia divina que la victoria hubiera sido posible sin tirar un solo disparo en la transición [que llevó] a la eliminación de la autocracia comunista. Sin embargo, durante estos veinte años en que el Partido Comunista ocupaba 9,6 millones de kilómetros cuadrados de territorio y secuestraba a mil trescientos millones de personas, quedó ciego durante la oportunidad ofrecida por los dioses y no ha hecho más que intensificar la represión sangrienta de la gente en busca de fe, suscitando la furia del cielo y la cólera de los dioses y de los hombres.
Los funerales del Papa son la señal divina del principio del proceso de aniquilamiento del Partido Comunista chino. Simbolizaron la eliminación del mundo del Partido Comunista chino. Superficialmente, indicaban la razón por la cual la China comunista no participó en la ceremonia funeraria mostrando de hecho el verdadero significado: ¡El espíritu perverso del Partido Comunista chino es irreconciliable con todas las fuerzas justas sobre la tierra!
Hace algunos años, un sabio dijo que las fuerzas tanto negativas como positivas se oponían al comunismo, porque era una fuerza que se opone a las leyes del universo. Todas las formas de vida en el universo quieren eliminarlo. De momento, un plano de eliminación toma cuerpo. Los "Nueve Comentarios" han interrumpido completamente el espíritu perverso del Partido Comunista chino, que retiene un cadáver en descomposición.
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