Los altavoces de las celdas se vuelven silenciosos
En vísperas del Nuevo Año chino de 2001, 28 practicantes de Dafa fueron ilegalmente detenidos en el centro de detención del condado de Wucheng en la provincia de Shandong. Un día, los funcionarios del departamento de propaganda fueron allí para desplegar la propaganda anti-Falun Dafa. Instalaron un altavoz en cada celda. En aquel momento, los practicantes no sabían cómo enviar pensamientos rectos. Pero todos tenían el mismo pensamiento: “No podemos permitir a la gente difamar a Dafa.” Al mismo tiempo, algunos practicantes también gritaron: «¡Lo que ustedes dicen no es verdad! Es una acusación falsa hecha contra Falun Gong» al poco rato, todos los altavoces enmudecieron, se los llevaron y se fueron rápidamente. ¡Algunas mujeres practicantes gritaron, «¡No se vayan! ¡Déjenos decirles la verdad!» Las personas responsables de la propaganda se fueron sin ni siquiera levantar la cabeza. Los detenidos que compartían nuestras celdas dijeron: «Falun Gong es verdaderamente asombroso. Finalmente vinimos para comprender esto hoy.»
«No permita hablar a la gente perversa»
Durante el otoño de 2000 un colegio del condado de Gucheng de la provincia de Hubei reunió a más de 1.000 profesores y alumnos en el patio de recreo para escuchar a los servicios de policía hacer un "informe" para difamar a Dafa. Fangni un joven practicante envió pensamientos rectos e impidió a un policía hablar. En consecuencia el policía sólo pudo repetir las palabras: «No crean al Internet, Internet» Todos los profesores y estudiantes oyeron: "Tortuga... tortuga". Todos se rieron. El policía no podía añadir nada y debió dejar la escena.
Los policías temen el comportamiento recto de los practicantes
En una prisión de Nanchang de la provincia de Jiangxi, bajo la tentación de una recompensa de 5.000 yuanes por cada practicante "transformado", los policías verdaderamente probaron todos los medios perversos posibles. Tenían la costumbre no sólo de infligir la tortura a los practicantes de Dafa, sino que también obligaban a sus padres a ayudar a “transformarlos”. Si se negaban, la policía no permitía la visita de las familias.
Un día, el inspector de policía llamó al padre de un practicante y le pidió venir para ver a su hijo. El padre también practicaba Dafa, pero el policía no lo sabía. Cuando el padre fue a la prisión, miró directamente a los ojos del policía. Éste no se atrevió a mirarlo frente a frente. El policía dijo: «No me mire, me hace sentir mal. Parece tener dos haces de luz en sus ojos.» ¡La perversidad verdaderamente tiene miedo de la rectitud!
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