Viví con enfermedades diversas e incurables. Pero después de empezar a practicar Falun Gong hace varios meses, todos mis problemas de salud han desaparecido.
Soy un trabajador retirado de la Universidad de Qingdao en la provincia de Shandong, China. En otoño de 2003, durante el control médico de la Universidad, me diagnosticaron diabetes, hipertensión y una enfermedad de corazón. Inicialmente, no me cuidaba mucho, hasta que padecí una fiebre continua en junio de 2004. Fui enviado al hospital para un chequeo completo, y el problema que se reveló resultó ser una manifestación combinada de diabetes, pleura y una acumulación de líquido en el seno de la cavidad pectoral. Durante los cinco meses y medio que siguieron, fui enviado cuatro veces al hospital, y me extrajeron más de 1,8 litros de líquido pectoral. Durante este tiempo, mi salud empeoró, meningitis, un infarto y atrofia cerebral. Tenía que hacerme una punción lumbar y un análisis del líquido cerebro-espinal cada siete o catorce días. Además, las pequeñas enfermedades como la gripe no se curaban. El doctor me dijo que debía tomar medicinas en cada comida, cada día, con el fin de impedir el agudizamiento de mis enfermedades. Sin embargo, hasta siguiendo sus instrucciones, mis enfermedades volvían.
Fui enviado de nuevo al hospital el 4 de noviembre de 2004. Esta vez, el médico aumentó las dosificaciones de las medicinas, y me suministró tanto medicinas principales como secundarias. Sin embargo, a causa de ello, quedé lentamente envenenado y perdí el apetito. Hasta vomitaba comiendo solamente arroz y bebiendo agua. El doctor decía que no había otras alternativas a estos efectos secundarios de los medicamentos, y que debía continuar tomando dosis importantes. Mi cuerpo quedó totalmente devastado, y no podía ni sentarme ni tenerme en pie. Estaba en cama; mi vida entera estaba arruinada.
En este momento, mi mujer me dijo que el fundador de Falun Gong, el Maestro Li Hongzhi, podía salvarme. Ya había practicado Falun Dafa durante ocho años, y jamás había tomado una sola píldora o medicina. Lo sabía claramente. En el pasado, cuando había intentado persuadirme de practicar Falun Gong, era reticente, por pereza o por miedo de las pruebas. Sin embargo, con las circunstancias espantosas que enfrentaba en este momento, decidí comenzar a practicar. El 22 de noviembre de 2004, fui reenviado al hospital y mi fiebre desapareció al llegar a casa. El día siguiente, experimenté la sensación de que alguien vertía un cubo de agua caliente sobre la parte superior de mi cabeza, rebosando por mi cuerpo durante una hora. Fue una sensación única.
Recibí muchos cuidados y apoyo de los amigos practicantes de Falun Gong durante el proceso de reducción de karma que prosiguió. Como tal, poca importancia tienen las influencias externas que pude experimentar, yo fui capaz de creer fuertemente en el Maestro y en los principios enseñados en Falun Dafa. Cinco meses después de haber salido del hospital, podía comer y dormir como una persona normal, y tenía una piel que resplandecía de salud. El peso de mi cuerpo aumentó veinte libras, y mi vida volvió a ser normal. No tenía que preocuparme de vigilar los alimentos que consumía, como las frutas y el porridge, a causa de mis problemas diabéticos; podía comer lo que quería. Además del estudio de las enseñanzas de Falun Gong, de la práctica de los ejercicios y del envío diario de pensamientos rectos, me paseaba también en un parque vecino cada día.
Mis antiguos colegas vinieron a verme y exclamaron que ¡si no lo hubiéramos visto, jamás lo habríamos creído! ¡Una persona como yo con tantas enfermedades graves, que no tuviera que tomar más medicinas, era simplemente increíble! Algunos incluso exclamaron: "¡Viendo tal transformación, realmente admiro a tu Maestro! ¡Es tan notable que tantas personas practiquen Falun Gong, incluso con la persecución. Tu Maestro es realmente increíble!"
Mis amigos y todos los miembros de mi familia que antes fueron envenenados por las mentiras han cambiado. Ahora, pueden aceptar los hechos de Falun Gong mucho más fácilmente.
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