Durante el reinado del Emperador Jin en la dinastía Han, siete duques reales tenían sus propios territorios y se habían vuelto cada vez más arrogantes. El duque de Wu, Liu Bi, había previsto destronar al emperador. Con el fin de preservar el imperio e impedir a los siete duques reales organizar la rebelión, Chao Cuo, consejero de la corte real, aconsejó al emperador desposeer a los duques de sus propiedades. Al enterarse, los siete duques decidieron adelantarse y rebelarse contra el emperador. El emperador Jin se inquietó y reunió a sus funcionarios para discutir las acciones pertinentes. Yuan An, otro funcionario, había sido una vez el primer ministro del duque de Wu. Tenía también algunos conflictos personales con Chao Cuo. Así, tomó ventaja de la situación y responsabilizó a Chao Cuo de toda la rebelión. Yuan aconsejó al emperador matar a Chao. El emperador lo escuchó y Chao Cuo fue ejecutado durante el Mercado del Este. El verdugo lo cortó por la mitad, lo que era un modo muy doloroso de morir. Su familia entera fue ejecutada con él. Otro funcionario cuyo apellido era Deng escribió más tarde al emperador y le explicó el comportamiento de Chao. El Emperador Jin comprendió que había cometido un gran error pero ya era demasiado tarde. Esto pasó en el 154 a. de J.C.
Durante el reinado del Emperador Yi de la dinastía Tang (860-875 d. de J.C), había un monje muy erudito llamado Wu Da. Cuando era joven, encontró a otro monje en el templo de la capital de Chang’an. El monje estaba gravemente enfermo. Tenía úlceras por todo el cuerpo y olía mal. Nadie quería estar con él. Pero Wu Da trató amablemente al monje y jamás mostró asco durante su enfermedad. Cuando llegó el momento de separarse, el monje enfermo dijo a Wu Da: "Si tienes tribulaciones en el futuro, puedes venir a la Montaña Chalong (Actualmente la ciudad de Pengzhou, provincia de Sichuan) a buscarme. La montaña está culminada por dos grandes pinos."
Al pasar los años, el monje Wu Da se quedó en la capital de Chang’an y se volvió cada vez más conocido. El Emperador Yi le nombró Primer Conferenciante del país, y le dotó de un incensario pesado y oneroso. Wu Da se volvió engreido, pensando que estaba por encima de todos excepto del emperador. Poco después de esto, desarrolló una úlcera en la rodilla. La úlcera se parecía a la cara de un hombre, y podía comer como un humano. Esto provocó en casa de Wu Da mucho dolor y angustia. Wu Da visitó a muchos médicos célebres que le buscaban un tratamiento, pero nadie podía ayudarle.
Un día, Wu Da recordó de repente lo que el otro monje le había dicho algunos años atrás. Decidió ir a la Montaña Chalong en su busca. Cuando llegó a los alrededores de la montaña era el crepúsculo. Vio dos grandes pinos sobre una montaña a lo lejos que alcanzaban las nubes del cielo. Marchó hacia allí y encontró en efecto al monje. Le explicó el motivo de su viaje. Y éste le dijo: "No se inquiete. Hay una fuente de montaña al pie del acantilado. Por la mañana, vaya allá y lávese con esta agua, se pondrá bien."
Por la mañana, un servidor del monje le llevó a la fuente. Justo cuando iba a lavar la úlcera con agua, el servidor de repente gritó: "No te laves todavía. Quiero explicarte la letra pequeña de esta historia. Eres una persona muy erudita. ¿Leíste el comentario sobre Yuan An que causó la muerte arbitraria de Chao Cuo según el relato histórico de la Dinastía Han del oeste? “Wu Da respondió: "Sí, lo leí". La úlcera dijo: "Tú eras Yuan An, y yo era Chao Cuo. Me causaste una muerte atroz cuando me cortaron por la cintura. ¡Que injusto! Intento vengarme de ti desde hace diez vidas. Durante tus diez vidas precedentes, fuiste un monje que siempre se cultivó bien, que siguió las reglas de práctica budistas de modo diligente, así que no pude encontrar ningún medio de ejercer mi revancha. Ahora, has sido honrado por el emperador y has desarrollado los apegos a la fama y al interés personal. Como tienes faltas en tu virtud, he podido empezar mi venganza. Ahora, Nuojianuo, una Persona Santa, me da el Agua de los Tres Gustos (representando el poder de la Ley de Nuojianuo) y me absuelve. Así, decido no vengarme más de ti". Wu Da estaba impresionado por lo que acababa de oír. Lavó la úlcera con el agua de la fuente, y sintió un dolor profundo que venía de sus huesos. Pronto, la úlcera se fue, y quedó curado.
Este relato fue escrito por el monje Wu Da en su libro Arrepentirse al Agua después de haber sido curado de su úlcera.
Wu Da era un monje que se había cultivado bien durante los diez años anteriores cuando había seguido las reglas de práctica budista de modo diligente. Pero fue casi completamente destruido porque había desarrollado los apegos a la fama y al interés personal, y tenía pues faltas en su virtud. La historia muestra cuán importante es para un practicante mantener pensamientos rectos todo el tiempo. Hoy estamos en un mundo caótico en el período final de la Ley. Estamos rodeados de toda clase de maldades y el nivel de la moralidad humana se ha deteriorado irreparablemente. Como discípulos de Dafa que vivimos en tal ambiente y debemos asumir la responsabilidad inmensa de validar la Ley y de salvar a los seres, debemos abandonar nuestros apegos y mantener nuestros pensamientos y acciones rectas. Solamente entonces, podremos avanzar continuamente en nuestro viaje hacia la divinidad, inquebrantablemente.
Lecciones de una historia de 'cultivación' budista
Durante el reinado del Emperador Jin en la dinastía Han, siete duques reales tenían sus propios territorios y se habían vuelto cada vez más arrogantes. El duque de Wu, Liu Bi, había previsto destronar al emperador. Con el fin de preservar el imperio e impedir a los siete duques reales organizar la rebelión, Chao Cuo, consejero de la corte real, aconsejó al emperador desposeer a los duques de sus propiedades. Al enterarse, los siete duques decidieron adelantarse y rebelarse contra el emperador. El emperador Jin se inquietó y reunió a sus funcionarios para discutir las acciones pertinentes. Yuan An, otro funcionario, había sido una vez el primer ministro del duque de Wu. Tenía también algunos conflictos personales con Chao Cuo. Así, tomó ventaja de la situación y responsabilizó a Chao Cuo de toda la rebelión. Yuan aconsejó al emperador matar a Chao. El emperador lo escuchó y Chao Cuo fue ejecutado durante el Mercado del Este. El verdugo lo cortó por la mitad, lo que era un modo muy doloroso de morir. Su familia entera fue ejecutada con él. Otro funcionario cuyo apellido era Deng escribió más tarde al emperador y le explicó el comportamiento de Chao. El Emperador Jin comprendió que había cometido un gran error pero ya era demasiado tarde. Esto pasó en el 154 a. de J.C.
Durante el reinado del Emperador Yi de la dinastía Tang (860-875 d. de J.C), había un monje muy erudito llamado Wu Da. Cuando era joven, encontró a otro monje en el templo de la capital de Chang’an. El monje estaba gravemente enfermo. Tenía úlceras por todo el cuerpo y olía mal. Nadie quería estar con él. Pero Wu Da trató amablemente al monje y jamás mostró asco durante su enfermedad. Cuando llegó el momento de separarse, el monje enfermo dijo a Wu Da: "Si tienes tribulaciones en el futuro, puedes venir a la Montaña Chalong (Actualmente la ciudad de Pengzhou, provincia de Sichuan) a buscarme. La montaña está culminada por dos grandes pinos."
Al pasar los años, el monje Wu Da se quedó en la capital de Chang’an y se volvió cada vez más conocido. El Emperador Yi le nombró Primer Conferenciante del país, y le dotó de un incensario pesado y oneroso. Wu Da se volvió engreido, pensando que estaba por encima de todos excepto del emperador. Poco después de esto, desarrolló una úlcera en la rodilla. La úlcera se parecía a la cara de un hombre, y podía comer como un humano. Esto provocó en casa de Wu Da mucho dolor y angustia. Wu Da visitó a muchos médicos célebres que le buscaban un tratamiento, pero nadie podía ayudarle.
Un día, Wu Da recordó de repente lo que el otro monje le había dicho algunos años atrás. Decidió ir a la Montaña Chalong en su busca. Cuando llegó a los alrededores de la montaña era el crepúsculo. Vio dos grandes pinos sobre una montaña a lo lejos que alcanzaban las nubes del cielo. Marchó hacia allí y encontró en efecto al monje. Le explicó el motivo de su viaje. Y éste le dijo: "No se inquiete. Hay una fuente de montaña al pie del acantilado. Por la mañana, vaya allá y lávese con esta agua, se pondrá bien."
Por la mañana, un servidor del monje le llevó a la fuente. Justo cuando iba a lavar la úlcera con agua, el servidor de repente gritó: "No te laves todavía. Quiero explicarte la letra pequeña de esta historia. Eres una persona muy erudita. ¿Leíste el comentario sobre Yuan An que causó la muerte arbitraria de Chao Cuo según el relato histórico de la Dinastía Han del oeste? “Wu Da respondió: "Sí, lo leí". La úlcera dijo: "Tú eras Yuan An, y yo era Chao Cuo. Me causaste una muerte atroz cuando me cortaron por la cintura. ¡Que injusto! Intento vengarme de ti desde hace diez vidas. Durante tus diez vidas precedentes, fuiste un monje que siempre se cultivó bien, que siguió las reglas de práctica budistas de modo diligente, así que no pude encontrar ningún medio de ejercer mi revancha. Ahora, has sido honrado por el emperador y has desarrollado los apegos a la fama y al interés personal. Como tienes faltas en tu virtud, he podido empezar mi venganza. Ahora, Nuojianuo, una Persona Santa, me da el Agua de los Tres Gustos (representando el poder de la Ley de Nuojianuo) y me absuelve. Así, decido no vengarme más de ti". Wu Da estaba impresionado por lo que acababa de oír. Lavó la úlcera con el agua de la fuente, y sintió un dolor profundo que venía de sus huesos. Pronto, la úlcera se fue, y quedó curado.
Este relato fue escrito por el monje Wu Da en su libro Arrepentirse al Agua después de haber sido curado de su úlcera.
Wu Da era un monje que se había cultivado bien durante los diez años anteriores cuando había seguido las reglas de práctica budista de modo diligente. Pero fue casi completamente destruido porque había desarrollado los apegos a la fama y al interés personal, y tenía pues faltas en su virtud. La historia muestra cuán importante es para un practicante mantener pensamientos rectos todo el tiempo. Hoy estamos en un mundo caótico en el período final de la Ley. Estamos rodeados de toda clase de maldades y el nivel de la moralidad humana se ha deteriorado irreparablemente. Como discípulos de Dafa que vivimos en tal ambiente y debemos asumir la responsabilidad inmensa de validar la Ley y de salvar a los seres, debemos abandonar nuestros apegos y mantener nuestros pensamientos y acciones rectas. Solamente entonces, podremos avanzar continuamente en nuestro viaje hacia la divinidad, inquebrantablemente.
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