La Gran Época: Agresión a una manifestante en España

"Un hombre al que hacía frente, se lanzó sobre ella, la agarró y la empujó"
 
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Lee Kye Ja (a la izqda) frente a su agresor (a la drcha) © La Grande Époque
El martes 15 de noviembre, durante la visita del presidente Hu Jin Tao, una militante de derechos humanos que deseaba llamar la atención del presidente acerca de Falun Gong fue brutalmente agredida por un hombre chino.

Durante una entrevista concedida la misma tarde debido a los acontecimientos, la Sra. Lee Kye Ja todavía visiblemente afectada y bajo la conmoción, nos explicó el fin de su viaje a España: "Fui (unas lágrimas aparecen en sus ojos, se excusa y repite) precisamente para mostrar una pancarta, (desenrolla una pancarta sobre la cual está inscrito en chino y en inglés “Falun Dafa es bueno”) para mostrar “Falun Dafa Hao” que significa Falun Dafa es bueno. En China hay mucha gente que es torturada y maltratada simplemente porque practican Falun Gong, un método de Qi-gong tradicional".


El agresor que vino para enturbiar la manifestación. © La Grande Époque
En Madrid, cuando el presidente Hu Jin Tao hizo su aparición, todo ocurrió en unos instantes. "En el momento en el que quise tomar la bandera, un hombre de rasgos chinos vino para agredirme muy violentamente por el costado. Tuve la sensación de ser asesinada, no veía nada más. Luego, me sentí proyectada y caí sobre las muñecas. En este momento sentí dolores muy fuertes en el hombro. Cuando me levanté vi a ese hombre y a otros de aspecto asiático”. La Sra. May Bakthiar, otra militante que se encontraba en las cercanías en el momento de los hechos, nos describió la brutalidad de la intervención: "Un hombre chino, viniendo de frente, se abalanzó sobre ella. Le arrancó la pancarta con todas sus fuerzas, la asió y la proyectó hacia delante como si quisiera tirarla al suelo(...). Realmente jamás había visto tanta violencia".

Después de los acontecimientos la Sra. Lee Kye Ja fue al hospital para ser examinada. También tuvo que acudir al hospital tras su llegada a Suiza porque los dolores se habían intensificado. En el hospital, los médicos descubrieron una espalda contracturada debido a fuertes espasmos musculares, un hematoma al nivel del hombro y una tumefacción de la muñeca derecha. La Sra. Lee Kye Ja quedó sorprendida puesto que vestía abundantemente: “Hacía frío, pues la verdad es que llevaba mucha ropa. Llevaba mi abrigo y verdaderamente he quedado asombrada porque tenía dos fajas, un grueso jersey y aún dos prendas más”. El doctor le aconsejó quedarse algunos días en casa, con baja laboral, para recuperarse tanto física como psicológicamente.

No es la primera vez que incidentes que implican directa o indirectamente a funcionarios chinos han ocurrido fuera de China. Es un fenómeno que inquieta a diferentes niveles. "Estoy conmocionada porque me encontraba en un lugar autorizado por la policía española y no comprendo por qué vino a atacarme tan violentamente (...). Me encontraba en España, en un país europeo, en un país democrático y para mí es tolerable, no hay problema en desplegar una pancarta en silencio para mostrársela al presidente chino”.

Considerando este acontecimiento y otros ocurridos en el pasado, nos preguntamos a qué tienen miedo los funcionarios chinos. ¿Miedo a que su presidente sea sensible al llamado pacífico de ciertos militantes?, ¿Miedo a que los hechos sean descubiertos por el gran público? Finalmente, ¿miedo de una simple pancarta sobre la cual está escrito “Falun Dafa es bueno”?

Estas artimañas son aun más inquietantes ya que la reacción de los funcionarios chinos es desmedida y muy brutal y en este caso a pesar de la presencia de responsables españoles y la presencia de los medios de comunicación. Verlos actuar de este modo fuera de China, a la vista de todos ellos, deja presagiar lo peor en cuanto a lo que ocurre en China fuera de toda mirada.

Es imposible no mencionar la reacción de la policía española que observó el incidente sin inmutarse; sin darle asistencia a la víctima. Únicamente en el momento en que una persona del público increpó dirigiéndose al agresor: “Es inaceptable lo que hace usted. Estamos en un país democrático y le voy a denunciar” que la Sra. Lee Kye Ja fue soltada y pudo cumplir con la finalidad de su viaje: desplegar la pancarta delante del Presidente.

La desidia de la policía española es desgraciadamente significativa de un comportamiento generalizado; no decir nada y dejar hacer.

¿El Partido Comunista Chino (que es responsable de las misiones de sus funcionarios en el extranjero de perturbar estas manifestaciones) se atrevería a continuar de este modo si varios países hubieran sido tan perspicaces y directos como estos defensores de los derechos humanos? Podemos dudarlo. Pero demasiado a menudo se intuye el argumento de una pérdida potencial de ganancias económicas como pretexto para no actuar y mantener los ojos cerrados.

La historia ya proporcionó una gran cantidad de ejemplos donde finalmente en el momento de descubrir la verdad todo el mundo quedó horrorizado, escandalizado y denunciando lo que había pasado, no comprendiendo cómo se había podido no estar al tanto de lo que acontecía. ¿No deberíamos aprender de la historia, atrevernos a mirar frente a frente a la verdad y a actuar en la medida de nuestras posibilidades?

Por cierto; informarse y actuar exige un esfuerzo, pero se trata de preservar lo que nos concierne a todos: nuestros derechos fundamentales y la libertad de vivir. Además, a veces un pequeño gesto es suficiente.

“Al final, nos acordaremos no de las palabras de nuestros enemigos, sino del silencio de nuestros amigos”. (Martín Luther King)

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