Encontrándome con practicantes, oigo muchas historias sobre la validación del Fa. Estas historias hacen reflexionar y me gustaría compartirlas con vosotros en este artículo.
Una mujer segaba el maíz en su campo con sus bellas hermanas y sus tías. Desde que llegaron, todas las demás se pusieron a recoger el maíz en una cesta, era lo más fácil. Viendo esto, ella no pudo evitar quejarse interiormente: "Buscan el trabajo fácil, entonces ¿quien va a hacer el trabajo difícil que consiste en cortar los tallos de maíz?"
Pero ella cambió rápidamente su modo de pensar: "Como practicante de Dafa, no debería quejarme para satisfacer mis intereses personales". Y ella comenzó pues a cavar para desenterrar los tallos de maíz con una pesada azada metálica. Hacía mucho calor y el cansancio causado por el trabajo comenzaba a afectarla. Más tarde, el descontento volvió a su espíritu. Es entonces cuando se dijo: "Debo aguantarlo". Su espíritu se calmó en seguida. Fue en este preciso momento en el que Dafa se manifestó en su espíritu como un brillante sol que ilumina la oscuridad. Ella pensó: "El Maestro dijo que todo en los tres reinos, incluyendo la hierba, los árboles, la tierra y las piedras, todo está aquí para Dafa. Hay un número infinito de seres vivos detrás de ellos. Debemos seguir la vía de cultivación con rectitud y de modo justo porque la vía que se sigue será la que los seres del futuro tomarán para convertirse en dioses. Mientras tanto salvo a los seres que tienen un número infinito de seres detrás de ellos. No trabajo como una persona común y no cultivo como individuo. Ayudo al Maestro a rectificar la Ley, a salvar a los seres y a validar el Fa". Reflexionando de esta manera, tuvo la sensación de que la herramienta en sus manos cobraba vida de manera que mucho trabajo fue realizado en poco tiempo. Ella no sintió cansancio con el trabajo. Al contrario, encontraba un bienestar que nunca antes había sentido.
Un practicante de Dafa que vive en un pueblo es granjero. Cultivando y validando el Fa, siempre tiene además mucho trabajo por hacer como granjero y debe ocuparse de su familia al mismo tiempo. No podía encontrar ni un poco de tiempo libre. Un día, mientras escardaba malas hierbas en su campo, dijo a las malas hierbas, «No crezcáis aquí. Necesito más tiempo para explicar la verdad y salvar a los seres». Cuando al año siguiente volvió el tiempo de escardar las malas hierbas, fue al campo y se sorprendió al ver que no había malas hierbas; todas estaban en los campos vecinos.
Una practicante posee un gran campo que cubre decenas de hectáreas. Estuvo muy ocupada todo el tiempo, haciendo documentos para clarificar la verdad, estudiando el Fa y ocupándose de su familia. Su vecino echaba plaguicidas por lo menos diez veces al año. Sin embargo, el efecto era poco eficaz. Poniendo todo su corazón en salvar a los seres, la practicante aplicaba plaguicidas en muy pequeñas cantidades y a una concentración mucho más baja. Y no obstante, las plantas se desarrollaban muy bien y tenían muy pocos parásitos. Todos los vecinos verdaderamente la admiraban.
Versión en francés disponible en: http://fr.clearharmony.net/articles/200610/29540p.html
Versión en inglés disponible en: http://clearwisdom.net/emh/articles/2006/9/20/78175.html
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