Ji Xiaolan, erudito en la Dinastía Qing, escribió esta historia en el Volumen ocho de sus obras tituladas Periódico Yuewei Hut. La historia es la siguiente:
En el reinado del Emperador Yongzheng, Su Dounan vivía con un amigo en un hostal cerca del río Baigou. El amigo refunfuñaba bebiendo, diciendo algo como: «No hay justicia, no hay retribución para la bondad y la perversidad».
Súbitamente, un misterioso caballero que pasaba por allí descendió de su caballo y se acercó. El caballero dijo al amigo:
"¿Se compadece usted de no ver las consecuencias de nuestros actos? Por favor reflexione. Estos mujeriegos se convertirán inevitablemente en enfermos. Estos jugadores perderán su dinero y se volverán pobres. Estos ladrones serán detenidos y los asesinos pagarán inevitablemente la vida con sus propias vidas. Son las retribuciones basadas en el principio de causa-efecto. Por supuesto, el compromiso de la lujuria tiene diferentes grados de gravedad. El apego al juego tiene diferentes niveles en función del grado de astucia o engaño. Los ladrones tienen diferencias según el hecho de que sean el ladrón principal o el cómplice y matar tiene diferentes grados si es un homicidio premeditado o accidental.
Harán frente a sus respectivas retribuciones. En cuanto a la retribución en sí misma, los crímenes de ciertas personas serán neutralizados por sus contribuciones positivas, algunos serán castigados por retribuciones evidentes y otros tendrán lo debido de modo indirecto. A algunos les hace falta tiempo para ver los efectos de sus retribuciones y pecados porque las cosas todavía están en curso. Las situaciones no pueden ser tratadas por medios invariables y los principios deberán ser discutidos de otro modo. ¡Todo es muy meticuloso y secreto! Usted se queja de que los principios del cielo no son transparentes, según su comprensión actual, así pues usted hace observaciones imprudentes. Ahora hablemos de usted: fue asignado como funcionario con el séptimo pin. (Pin hace referencia al nivel de un oficial chino tradicional, el noveno pino era la rango más bajo). Sin embargo, por sus conspiraciones y personalidad interesada, se le degradó al octavo pin por el cielo. Cuando fue promovido del octavo al noveno, usted se jactaba interiormente por su éxito percibido como resultado de sus trucos, no siendo conciente que había sido degradado por los dioses del séptimo pin, predestinado a causa de sus malos estándares morales”.
Luego, el hombre misterioso se acercó al amigo de Su y cuchicheó en su oreja durante un momento. El hombre dijo: « ¿Olvidó todas las cosas que hizo?». El amigo de Su quedó tan asustado que transpiraba copiosamente. Entonces le preguntó: « ¿Cómo puede conocer todos mis secretos?». El hombre misterioso se echó a reír y dijo: « ¡Todos los dioses saben lo que usted hizo, no solamente yo!». Después de estas palabras, el hombre misterioso fue a la puerta, montó en su silla y desapareció.
Es derecho de una persona creer o no en que hay retribución para la bondad y la perversidad. Los ateos y los teístas coexisten desde la antigüedad. La gente debería respetar las creencias de cada uno. Nuestros antepasados y la gente del mundo entero se trataban respetuosamente y coexistían pacíficamente. Sólo el depravado Partido Comunista Chino fuerza violentamente a la gente a creer en su ideología. Solo hace algunos años se decía: «El bien será recompensado con el bien y el mal con el mal. La retribución no se ve». Jiang Qing (esposa de Mao, antiguo dirigente del PCCh) los criticaba ferozmente. Jiang Qing manifestó en su "Trilogía de retribución» que vivió «temiendo la retribución», «criticando la retribución» y «sufriendo la retribución». El perverso PCCh cumple el lema de su "Trilogía de la retribución”. Y el momento para que su retribución se manifieste ha llegado.
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