Señoras y Señores:
Quise estar entre ustedes hoy, porque la libertad espiritual no puede prohibirse. Creo profundamente en la libertad de creencia, que debería poseer cada hombre o mujer en este mundo. Es por eso que, quiero mostrar mi solidaridad hacia los practicantes de Falun Gong que son hoy víctimas de represión en China. La perspectiva de los Juegos Olímpicos en Pekín no debe disimular la realidad que hace que los practicantes de Falun Gong, al igual que los miembros de grupos cristianos no reconocidos por el Estado, se encuentren en el punto de mira de las autoridades chinas.
De hecho, es con inquietud que conocí en marzo de 2006, el informe del Relator Especial de las Naciones Unidas para la tortura. Según sus informaciones, dos tercios de las presuntas víctimas de tortura en China serían practicantes de Falun Gong.
El informe de Amnistía Internacional del último año también indica que las autoridades chinas lanzaron «una campaña oficial de difamación hacia Falun Gong y creado un clima de odio hacia sus practicantes, lo que puede animar actos de violencia a este respecto». El Parlamento europeo también condenó la represión de la que son víctimas los practicantes de Falun Gong, al igual que los tibetanos. Según Amnistía Internacional, decenas de miles de practicantes de Falun Gong han sido arbitrariamente detenidos en China desde que este movimiento espiritual fue prohibido en julio de 1999. Las autoridades consideraron que representaba una "amenaza para la estabilidad política y social”. Las personas acusadas de ser dirigentes u organizadores del movimiento han sido condenadas a penas de cárcel, mientras que los practicantes han sido internados en hospitales psiquiátricos. La gran mayoría de ellos retenidos en centros de «reeducación por el trabajo», forma de detención administrativa que permite mantener a personas encarceladas sin cargos ni juicio y sin posibilidad de que sean revisadas sus causas. Los practicantes de Falun Gong son muy frecuentemente víctimas de tortura u otras formas de malos tratos en detención, en particular si se niegan a renegar de sus convicciones espirituales.
Estos últimos años, China ha conseguido un crecimiento económico prodigioso. Pero ¿qué significa este fantástico crecimiento, si la libertad de pensamiento y creencia que cada hombre y mujer debería poseer, es amenazada o reprimida?
Es en nombre de la libertad de creencia de cada individuo que hoy estoy con ustedes para recibir la Antorcha de los Derechos Humanos, la cual será enviada a París el domingo 16 de septiembre, después de ser encendida en Atenas y recorrer Munich, Berlín y Praga.
Patrice Mugny fue redactor jefe del Courrier desde 1992 a 1999, Consejero nacional ecologista desde 1999 a 2003, Copresidente de los Verdes suizos entre 2001 y 2002, Consejero administrativo de la ciudad de Ginebra desde el 2003, a la cabeza del Departamento de Asuntos Culturales y Alcalde de Ginebra desde el 1 de junio de 2007
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