El tribunal del condado de Jianping de la provincia de Liaoning condenó ilegalmente al Sr. Wang Guozhi, un practicante de Falun Gong minusválido. Luego le encarcelaron en la prisión n° 4 de Dabei en la ciudad de Shenyang, provincia de Liaoning. Después de haber sufrido la experiencia de una tortura inhumana, está ahora extremadamente débil.
Wang Guozhi, no puede ni tenerse en pie ni andar; puede moverse solamente utilizando sus manos para hacer avanzar cada pie sucesivamente. Era un atleta alterófilo minusválido en plena salud. Antes de que ser enviado ilegalmente a la prisión de Dabei, la policía del condado de Jianping le torturó brutalmente. El policía Jiang Jie y otros del Departamento Político y Seguridad pusieron a Jiang en una sala donde habían echado agua en el suelo y le golpearon durante seis horas seguidas con bastones eléctricos. Bajo la fuerte corriente, Wang, que estaba sentado en el agua tenía convulsiones y se retorcía y todo su cuerpo estaba cubierto con sudor. Cuando le enviaron a la prisión de Dabei, sus palmas seguían muy hinchadas. La policía dijo que era debido a las picaduras de mosquitos. Ahora, Wang está muy débil y emaciado y las heridas de sus manos no se curan.
Wang Guozhi, no puede ni tenerse en pie ni andar; puede moverse solamente utilizando sus manos para hacer avanzar cada pie sucesivamente. Era un atleta alterófilo minusválido en plena salud. Antes de que ser enviado ilegalmente a la prisión de Dabei, la policía del condado de Jianping le torturó brutalmente. El policía Jiang Jie y otros del Departamento Político y Seguridad pusieron a Jiang en una sala donde habían echado agua en el suelo y le golpearon durante seis horas seguidas con bastones eléctricos. Bajo la fuerte corriente, Wang, que estaba sentado en el agua tenía convulsiones y se retorcía y todo su cuerpo estaba cubierto con sudor. Cuando le enviaron a la prisión de Dabei, sus palmas seguían muy hinchadas. La policía dijo que era debido a las picaduras de mosquitos. Ahora, Wang está muy débil y emaciado y las heridas de sus manos no se curan.
La vieja madre de Wang, fue a Shenyang para verlo. Después de volver a casa, estaba enloquecida por la situación de su hijo. No obstante, no se atrevió a contárselo a la abuela de Wang, de 90 años, temiendo que la noticia fuese fatal para ella. Cuando la mujer de Wang Guozhi hablo de él, se deshizo en lágrimas. Tiene dos hijas jóvenes de las que debe ocuparse sin su padre.
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