Cinco historias que ilustran los poderes divinos de los pensamientos rectos

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1) La practicante, Sra. Cong pidió a la gente en la fiesta de un amigo que renunciara al Partido Comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones afiliadas. Un familiar señaló a un señor que tenía unos 60 años y dijo: “voy a renunciar a lo que tú quieras si haces que él renuncie”. La Sra. Cong pensó para sí, “estoy aquí para salvar a la gente sin importar quién sea él”. Entonces le pidió al señor que saliera afuera y empezó a contarle los hechos sobre Falun Gong, mientras en su mente, pedía ayuda al Maestro. Estaba llena de pensamientos rectos sin estar apegada a su propio provecho personal en lo más mínimo. A través de su sincera, paciente y detallada explicación, el señor terminó accediendo a renunciar al PCCh.

Después el familiar le preguntó ¿sabes quién es él? Ella respondió “no”. El familiar le digo: “nunca esperé que pudieras persuadirlo a que renuncie. Él es el comandante de tal y tal distrito militar (que normalmente cubre múltiples provincias)”.

2) Un practicante fue arrestado en un pueblo y lo llevaron a la Comisaría. Una vez allí, la policía lo amenazó: “tú eres el que produce todo el material de información de Falun Gong en esta área. Si no cooperas con nosotros hoy, te vamos llevar a la cárcel”. El practicante se negó a cooperar. Sin ningún temor envió pensamientos rectos muy fuertes para disolver todos los elementos perversos que estaban manipulando al policía.

Una hora más tarde, la ferocidad del oficial de policía se redujo muchísimo, su vehemencia se disipó y dijo sorpresivamente: “el resultado es malo si uno se opone a Falun Gong. ¿Por qué no te vas a casa ahora?”

Entonces el practicante salió caminando de la comisaría de policía y se fue a casa.

3) El jefe de cierta comisaría de policía fue con unos policías a la casa de un practicante a acosarlo. Ellos empezaron a saquear el lugar después de haber entrado en la casa. El jefe quería ver qué había dentro de un armario y justo cuando iba a abrirlo, el practicante puso su mano en la puerta del armario y le dijo firmemente: “ésta es mi casa, ¿quién le ha dado permiso para abrir el armario?”. El jefe se quedó atónito y como sabía que no tenía derecho a hacerlo, se fue con el resto de los policías. Los pensamientos rectos del practicante desintegraron la perversidad detrás del jefe de la estación de policía.

4) Una practicante fue a la cooperativa de un pueblo a comprar manzanas. La policía y el secretario del partido del pueblo también fueron. El policía quería tomarle las huellas digitales, pero ella se negó. En vez de hacer lo que le pedían, ella les habló de los hechos de Falun Gong y les hizo ver que lo que estaban tratando de hacer estaba mal. Sus familiares, que temían que la arrestaran trataron de hacer que ella diera sus huellas digitales, pero ella se soltó de ellos. Cuando la policía trató de arrastrarla al coche de policía, los vecinos trajeron a su anciana abuela al lugar. La policía se vio forzada a parar y se fueron.

Al día siguiente al mediodía, la policía fue nuevamente a su casa y bloquearon la salida. Ellos querían tomar sus huellas digitales, pero ella se volvió a negar. La policía la arrastró al coche y la llevaron a la estación. Ellos la amenazaron diciendo que la iban a llevar al departamento de policía si no cooperaba. Entonces hicieron eso. Ella continuó diciéndoles sobre los hechos a donde quiera que la llevaran. Un capitán de policía trató de persuadirla de dejarse tomar las huellas digitales. Ella le dijo que si lo hubiera querido hacer, lo hubiera hecho cuando se lo pidieron en casa. Al ver que no llegaban a nada, le pidió a una mujer policía que hablara con ella. La mujer policía se sintió conmovida “no es fácil trabajar en la granja y encargarse de tres personas de edad avanzada al mismo tiempo”. El capitán vino a ver si ella estaba obedeciendo y la amenazó de enviarla a la cárcel. La practicante tenía una fe firme en Dafa y en el Maestro y se negó categóricamente a obedecer. Ella dijo firmemente: “lo que usted dice no cuenta. Usted me va a llevar por el mismo camino por donde me trajo aquí” y empezó a enviar pensamientos rectos. Al poco rato, el policía que la llevó ahí la trasladó en el coche a casa.

5) En la primavera de 2003, la policía de un pueblo fue a la casa de una practicante a acosarla. Golpearon la puerta, pero la practicante se negó a abrir y les dijo: “ustedes, oficiales que se supone que refuerzan la ley, la están violando al tratar entrar en las casas de gente inocente. Si entran, van a sufrir las consecuencias de sus maldades”. No se atrevieron a entrar y se fueron cabizbajos y nunca más la molestaron. Éste es el poder de los pensamientos rectos.

Versión en inglés disponible en: http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2007/10/11/90394.html

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