Desde que comencé a practicar Falun Dafa hace dos años, mi madre de 74 años de edad se volcó en mí. Después de ser testigo personalmente de mis grandes cambios físicos y mentales, muestra siempre el más grande respeto y gratitud hacia Dafa. Siempre esperé que mi madre practicara Dafa. Hace algunos meses, comenzó a aprender los ejercicios y a leer Zhuan Falun.
Hace algunos días, mi madre me contó un milagro que sucedió en su ciudad natal, una antigua ciudad que tiene como tradición un festival «de carrera de toros». En este festival, los participantes y docenas de poderosos toros de lidia corren por las estrechas calles de la ciudad. Los que se atreven a participar en el acontecimiento son generalmente hombres fuertes y bastante jóvenes. De otro modo, los participantes serían pisoteados o recibirían cornadas si los toros los pillaran. Aunque hay pocos accidentes mortales, siempre hay algún herido serio. Los que pueden sobrepasar a los toros o los que eluden rápidamente los ataques de los toros, son considerados muy valientes. Los espectadores aplauden y animan a los participantes desde lugares seguros detrás de barreras a ambos lados de la calle.
Cada vez que «las carreras de toros» se acercan, la ciudad se satura de gente. En otros festivales pasados, mis padres tenían la costumbre de reunirse con sus vecinos, parientes y amigos para asistir juntos al acontecimiento. Después de comenzar su cultivación, mi madre se inquietaba poco por tales cosas. Pero se dejó convencer a petición de mi padre, vecinos y amigos. Mientras se instalaban y observaban detrás de la barrera de seguridad, un toro de lidia se les echó repentinamente encima. El toro era tan fuerte y agresivo que súbitamente derribó la barrera y mi madre cayó al suelo debido a una fuerza extremadamente poderosa. En ese momento, el toro se precipitó directamente hacia ella. La situación era crítica, porque un toro de lidia generalmente no renuncia jamás a su ataque hasta dar un golpe de cuerno a su víctima. Mi padre estaba demasiado aterrorizado para saber qué hacer. La única cosa que podía hacer era sacudir con fuerza la barrera que se había hundido con el fin de desviar la atención del toro. Pero el toro ya había alcanzado a mi madre.
Más tarde, mi madre recordó que había sentido al toro bramar en sus orejas en aquel momento. No pensó en nada más que en esta frase: «¡FALUN DAFA AYÚDAME¡». Inmediatamente se produjo un milagro. El toro paró repentinamente a diez centímetros de ella. Habitualmente, en tal situación, el toro jamás renuncia a ninguna ocasión de atacar. Pero esta vez se dio la vuelta y corrió en dirección opuesta.
Mi padre y los espectadores quedaron estupefactos por este milagro. Después de levantarse, mi madre comprobó que no tenía ninguna herida en su cuerpo. Dijo que en aquel momento estaba muy tranquila, sin ningún temor. Cuando me habló de esta experiencia, dijo repetidas veces: «¡Sé que Falun Dafa me ayudó! ¡Falun Dafa es grande y milagroso!». Después, mi padre y varios parientes y amigos también comenzaron a prestar atención al milagroso Falun Dafa.
Ahora mi madre estudia seriamente la Ley y hace los ejercicios cada día. Cada vez que sale de casa siempre lleva en su bolso folletos en chino. Cuando se encuentra con un chino, se lo da diciendo: «Falun Dafa Hao» (¡Falun Dafa es bueno!)
Versión en chino disponible en: http://minghui.ca/mh/articles/2007/10/4/163857.html
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