Una mañana de invierno, salí para comprar huevos. El vendedor, un agricultor de mediana edad sobre un triciclo, parecía tener mucho frío. Después de haber escogido mis huevos, los puse sobre la báscula para pesarlos.
Justo en este momento, observé que el vendedor miraba tristemente algunos huevos rotos, que por supuesto no podría vender.
Sintiéndome afligida por él, tomé los huevos rotos y los puse sobre la báscula. Quedó sorprendido y admirado y murmuró: ¡Oh, mi ángel, encontré a mi ángel!
Devuelta a mi casa, mi corazón fue movido. Pero esto no era la excitación o la satisfacción que conocía cuando me halagaban o elogiaban. Era más bien el deleitamiento que venía por estar asimilado a la Ley (Fa).
El Maestro dice:
... cuando no se haga algo bien, uno mismo buscará la razón y lo hará bien la próxima vez, y antes de hacer algo considerará primero a los demás. Así, la sociedad humana también se tornará buena, la moral ascenderá otra vez... . ("Zhuan Falun" Lección 9, Las personas de gran cualidad innata)
Cuando oí estas palabras la primera vez, me dije que debía pensar primero en otros y no inquietarme por ninguna pérdida. En otras palabras, a partir de entonces guardé esta noción que pensar en otros primero era un tipo de pérdida.
De mi experiencia con este vendedor, llegué a comprender, que pensando primero en otros, naturalmente sentiremos la alegría en el corazón, la alegría que surge de la benevolencia divina en lo más hondo del corazón de cada practicante.
Versión china disponible en: http://minghui.ca/mh/articles/2010/6/6/224899.html
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