Una amiga del Falun Gong me contó cómo había sido maltratada en un centro de detención. El método utilizado era una tortura sin nombre que no le permitía estar con otros ni hablar con cualquiera. Cuando otros cada día eran enviados al trabajo, a ella la encerraban en una sala vacía con otra presa encargada de vigilarle. La policía le había ordenado a esta presa sentarse con ella, pero no hablarle.
Al principio esta presa pensó que la policía le había gratificado con un tratamiento especial, asignándole una tarea más fácil que el trabajo para la fábrica. Pero, con el pasar del tiempo, no pudo aguantar más. Mi amiga, la practicante, permaneció justo sentada allí, muy tranquila. Hasta sin decir nada, su mente tranquila y apacible afectó a la presa. Cada día la sentaban allí, como si nada alrededor de ella existiera hasta el punto que sentía como el tiempo lentamente fluía. Luego, un día, la presa que la vigilaba exclamó de repente: ¡No puedo aguantar más. Simplemente sentarme aquí así y no ser autorizada a hablar, es todavía peor que la muerte!
Cuando mi amiga me contó esto, estaba tranquila sin ningún ánimo. Yo mismo no me había dado cuenta, en ese momento, de la crueldad de esta tortura que es este tipo de confinamiento estrecho. Más tarde, leí que otra practicante de Falun Gong, la Sra. Liu Zhimei, estudiante de la célebre Universidad de Qinghua, había tenido los ojos vendados y fue enviada a un lugar secreto para ser detenida allí en una celda de 2 metros por 1 durante dos meses. Fue entonces que comprendí lo cruel de este tipo de tortura. La Sra. Liu Zhimei había estado encerrada en una celda muy pequeña sin siquiera poderse quitar su traje durante los dos meses, porque había una gran pantalla en el techo e ignoraba si un hombre o una mujer estaba detrás. Esta joven de 21 años fue aislada del mundo exterior en un entorno totalmente cerrado. Si no hubiera sido practicante de Falun Gong, se habría vuelto loca.
Vivimos en una sociedad plena de gente y es normal para nosotros tener interacciones con otros a diario. Es para nosotros un modo natural de vivir. Sin embargo, si una persona es aislada de la sociedad e incapaz de comunicarse con otros, los sentimientos de soledad y de aislamiento comenzarán a torturar su espíritu. Si le cierran la puerta, aislándola del mundo, las paredes parecerán rápidamente estrecharse todavía más estrechamente. Las autoridades en China ampliamente utilizan medios crueles, un tipo de tortura que no deja ningún rastro sobre el cuerpo físico, en una tentativa de destruir la voluntad de los practicantes de Falun Gong; de hacerlos renunciar a sus creencias.
Tales tortura puede tomar numerosas formas. Algunas veces, combinan el confinamiento y el aislamiento con castigo físico. Por ejemplo, con supuesto entrenamiento militar, los practicantes son forzados a estar de rodillas o quedar de pie inmóviles durante largas horas. Si se mueven o hablan, son golpeados o electrocutados con porras eléctricas. La privación de sueño también es ampliamente utilizada.
Sin embargo, numerosos practicantes están determinados a pesar de todos estos métodos de tortura y se niegan a abandonar su creencia. El aislamiento y la soledad que les son impuestos no pueden hacer nada contra la paz en sus corazones. Esta paz es el resultado de la asimilación a los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia de Falun Gong; la cultivación de su propio espíritu. Hasta bajo confinamiento estrecho, las noches sombrías y el aislamiento no destruyen su fe. Su creencia firme está integrada en cada faceta de sus vidas. La calma y la tranquilidad extraordinarias que poseen exactamente reflejan el espíritu de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.
Tales corazones puros tienden también a purificar el entorno alrededor. Hasta en prisión, la pureza y una paz de corazón tan transcendentales pueden cambiar el entorno que los rodean. He aquí un ejemplo.
La Sra. Chen Hongming y su hermano el Sr. Chen Aili son ambos practicantes de Falun Gong en el pueblo de Beixinhao, cantón Huailai, Pekín. La hermana fue a la prisión de Yidong a visitar a su hermano, y fue traído por varios agentes de policía. Hizo un signo de cabeza a su atención, y durante diez minutos, no hablaron, simplemente quedaron sentados muy tranquilos. Los practicantes se comprenden entre ellos. El guardia que los vigilaba se volvió inquieto, y el supervisor, llamado Wang, pidió al hermano que hablara. La primera cosa que el Sr. Chen dijo fue: "Continuaré practicando hasta el fin". Luego dirigiéndose a su hermana: "Que las cosas sean lo que son. Poca importancia tiene lo que me pasa, debes continuar practicando firmemente Falun Gong. No estoy enfermo, me forzaron a tomar medicinas. Me negué a hacerlo, pero me forzaron. Arreglaron que seis o siete personas me vigilen cada día".
El Sr. Chen se negó a llevar una chapa, indicando que era un criminal, así, los guardias ordenaron a varios detenidos torturarlo. Debía ser aislado. Si alguien decía algo, testimoniándole simpatía, o hasta lo miraba con aire compasivo, era castigado. Los guardias sometieron al Sr. Chen a la tortura de "Cocer el halcón" (un tipo de privación de sueño). Con el fin de hacerlo ceder, no le permitieron dormir. Cuando le preguntaban si continuaría practicando a Falun Gong, respondía siempre: "¡Sí!" Uno de ellos amenazó: "Aunque tú intentes practicar, no te dejaremos hacerlo". El Sr. Chen respondió: "Continuaré siempre practicando". Era lo que el Sr. Chen decía cuando fue torturado con "Cocer el halcón" durante un período largo. Algunas veces, pronunciaba sólo una sola palabra: "Practica".
El Sr. Chen ha sido torturado gravemente hasta el punto de perder la conciencia. Aquella noche, los guardias ordenaron a otros presos golpear en su cabeza una gran vasija de agua caliente. Tan pronto como el dolor intenso se iba, los guardias preguntaban: ¿Continuarás practicando Falun Gong? ¡Sí! Luego el Sr. Chen perdía la conciencia de nuevo. Los malhechores le pagaban de nuevo con otra vasija de agua caliente. Después de gritos dolorosos, el Sr. Chen repetía de nuevo: "Practica".
Estos policías no pueden comprender al Sr. Chen. Los practicantes de Falun Gong se cultivan de acuerdo con Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Tener odio no traerá calma ni paz, lo que no corresponde a los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.
Al Sr. Chen le pusieron guardias específicos de prisión que escogieron presos para vigilarle y comentar todo lo que hacía. Nadie estaba autorizado a hablarle. Sin embargo, las torturas que aguantó dieron la vuelta a la prisión. Al Nuevo Año Chino, un gángster celebre temido por todos en prisión, y que hasta los guardias no se atrevían a ofender, vino para saludar especialmente al Sr. Chen y desearle un alegre Nuevo Año. Dijo: "Pensé hablar con usted desde hace tiempo lo que usted sufrió aquí en un día es peor que todo lo que jamás yo aguanté". Se inclinó profunda y respetuosamente, y declaró: "Si usted necesita ayuda, hágamelo saber, deseo hacer todo por usted, hasta arriesgo de mi vida". El Sr. Chen respondió: "Por favor, recuerde que Falun Dafa es bueno".
Falun Dafa asegura la fundación de un comportamiento apacible demostrado por los practicantes. ¿No es notable?
Vesion en ingles disponible en: http://www.clearwisdom.net/html/articles/2010/6/5/117648.html
Versión china disponible en: http://www.minghui.org/mh/articles/2010/5/29/224296.html
* * *
Se autoriza la impresión y circulación de todos los artículos publicados en Clearharmony y su contenido, pero por favor cite la fuente.