En abril de 2000, fui arrestado por practicar al aire libre los ejercicios de Falun Gong. A la mañana siguiente, 3 o 4 oficiales del gobierno de mi barrio me secuestraron y me llevaron al hospital mental de Jiaozhou, bajo el pretexto de hacerme un examen físico. El cabeza del pueblo Zhaou Lanjie y Gao Siming, el secretario del partido del pueblo, alegaron que como había estado en Pekín apelando a favor de Falun Gong 4 veces, tenían suficientes evidencias para probar que había perdido mi sensatez.
La primera noche en el hospital, una enfermera me vio sentado en mi cama con las piernas cruzadas. Me trajo 2 píldoras, pero yo me negué a tomarlas. Al día siguiente mi familia vino a hablar con Sun Zhijun, el medico director del hospital, pidiendo mi liberación. Mi familia argumento que yo nunca había tenido problemas mentales. Sun contesto que sólo aquellos que me habían traído al hospital podían liberarme; que los familiares no podían hacerlo. También dijo que yo estaba “mentalmente enfermo” y que debía tomar la medicina.
Esa noche la enfermera me ordenó tomar la medicina y me negué nuevamente. Ella llamó a otras personas, incluyendo dos médicos y cuatro pacientes quienes estaban bajo tratamiento por problemas mentales. Fui llevado a otro cuarto y atado a la cama. Como seguí oponiéndome, un doctor y una enfermera me sostuvieron mientras que la enfermera insertaba una barra de metal entre mis dientes. Luego usaron una herramienta parecida a un gato para dejar mi boca abierta. Luego introdujeron a la fuerza agua y píldoras en mi boca. Alguien mantuvo mi nariz tapada, y por ende tuve que respirar por la boca y las píldoras entraron por mi garganta. Como seguía sin colaborar, el doctor le dijo a la enfermera que me diera también una inyección. Rápidamente me dormí. Cuando me desperté, me encontré todavía atado.
Durante los días siguientes, la enfermera y otros pacientes me administraron a la fuerza la medicina. Algunos días mas tarde dije, “¡no!” a otra inyección, pero los médicos y las enfermeras me ignoraron por completo, diciéndole a otro paciente que me sostuviera mientras me inyectaban contra mi voluntad. Veinte minutos después me sentí mareado, mi garganta estaba seca, mis ojos no podían enfocar y sólo podía estar en blanco. Estaba terriblemente incomodo. Cuando la inyección hizo efecto perdí la fuerza en todo mi cuerpo y no podía ni siquiera levantar mis brazos. Me tropezaba al caminar y tenía dificultades para hablar.
Lo mas inhumano de todo es esto después de cuatro inyecciones (el itinerario normal era forzar una inyección a cada paciente enfermo por mes) es que no sólo tuve las reacciones descritas anteriormente sino que además sufrí daños mentales. Si me sentaba por dos minutos, debía ponerme de pie y caminar porque tenía un dolor muy fuerte. Pero después de caminar por dos minutos, me sentía tan incomodo que debía sentarme otra vez. Hasta en el verano sentía mucho calor pero no era capaz de sudar. Mi cara y mis manos se ponían rojas, mis ojos no podían enfocar nada, mis reacciones eran muy lentas y mi lengua estaba dura. Yo me caía, estaba tan débil como un cachorro, cuando alguien apenas me tocaba. Hasta con estos síntomas, la enfermera continuaba dandome medicinas cada día.
Durante este tiempo, varias docenas de practicantes de Falun Gong fueron encarcelados en este hospital mental. Diez meses mas tarde, fuimos transferidos al centro de lavado de cerebro en Zhangjiatun para hacernos una mayor presión adicional para que dejásemos nuestra creencia.
Versión en chino disponible en:
http://www.minghui.org/mh/articles/2004/1/22/65367.html
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Here is the article in English language:
http://en.clearharmony.net/articles/a17669-article.html
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