La virtud de seguir una buena causa

Hay en ello también otro aspecto, incluso si las acciones emprendidas por otros no corresponden a nuestro propio entendimiento de las cosas, representan ellos también el corazón de los practicantes de Dafa. Hay una historia en el budismo:

Un día, Sakya Muni estaba caminando por un camino cuando se encontró con dos niños que jugaban con arena. Cuando los dos niños vieron a Sakya Muni, uno de ellos rastrilló seriamente un montón de arena con las dos manos, se lo ofreció a Sakya Muni diciendo: "es para usted." El otro se quedó junto a Sakya Muni sin ofrecer nada. Se limitó a ofrecerle su sonrisa sincera. En su próxima reencarnación, los dos niños parecen haber tenido suerte debido a este encuentro. El niño que había ofrecido el montón de arena a Sakya Muni se hizo emperador y el que había sonreído se hizo primer ministro.

En el Budismo, el crédito obtenido por la ofrenda de un montón de arena a Sakya Muni es un cúmulo de virtud, mientras que el crédito obtenido por sonreír a Sakya Muni es la virtud de seguir una buena causa. En el Budismo, hay un término llamado "seguir una buena causa" que significa tener en el corazón un pensamiento feliz por la benevolencia o las buenas acciones de otros. La virtud "de seguir una buena causa" es también grande.

Por supuesto, como practicantes de Dafa no pretendemos obtener un crédito de virtud, pero eso pone de manifiesto que aunque no se haga nada, al tener el corazón feliz por las buenas acciones de otros se está al mismo nivel que el que hace la buena acción.