Argentina: Mi experiencia en la feria del libro

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Es muy difícil tratar de traducir lo intenso que fue este mes, ya que tuvimos muchas actividades muy seguidas: año nuevo chino, preparación para el fahui, fahui, Naciones Unidas, feria del libro.

La primera sensación es que no puedo sacar conclusiones, pero eso no deja de ser un concepto de la gente común, ¿por qué debería sacar conclusiones? Tal vez lo mejor sea tratar de contar algo de lo que me paso al sumergirme en Dafa.

La feria del libro es una oportunidad única para aclarar la verdad ocho/nueve horas cada día durante un mes, incluso era un lugar de referencia, como: “alguien me contó del stand”, “un amigo me dijo que viniera”, etc. Diferentes oportunidades se presentaron para aprender, elevar el xinxing y clarificar la verdad. Les contaré algunas de ellas.

Estar con compañeros practicantes durante tantas horas seguidas, no siempre saca lo mejor de nosotros, un apego que surgió con fuerza era querer que las cosas se hagan a mi manera, por ejemplo, si faltaba gente para repartir volantes y había practicantes distraídos yo me enojaba, pensando que deberían estar haciendo esto. Con el transcurso de la feria pude darme cuenta que si siento que hay que hacer algo tengo que hacerlo yo, sin esperar que los otros lo hagan, si fuese necesario tal vez se le pueda pedir a otro practicante ayuda o sugerir cierta actividad pero no esperar que las cosas se hagan según el criterio del que las mira, tal vez el otro no está iluminado aún a la tarea por hacer o dentro de su entendimiento está haciendo lo que considera más importante y no tiene porque coincidir con lo que yo considero importante.

También surgieron diferencias sobre que DVD debería ser exhibido, un problema con esto es que venían muchos chicos de escuelas y al ver al Shifu mostrando los ejercicios, se reían y algunos gesticulaban, algunos corazones eran movidos por esto que sentíamos como una falta de respeto, por suerte pude ir dándome cuenta que era algo nuevo para ellos lo que suscitaba cierto rechazo, pero que si alguien se les acercaba y trataba de explicarles, ellos entendían y escuchaban.

Un avance muy importante para mí fue exhibir un gran cuadro con el Falun, yo tenía temor de lo que la gente pudiera pensar y sentía que todavía no era el momento para hacerlo. Sin embargo a los pocos días apareció un estandarte con el Falun y luego un gran cuadro con él, pusimos carteles con la explicación y la mayoría de la gente agradeció que les enseñáramos algo nuevo sobre un símbolo que ha sido mal utilizado.

El tiempo parecía acelerado, gran parte de él nos lo pasábamos doblando volantes y abrochando invitaciones para las presentaciones en ellos, al principio con la ayuda de los practicantes taiwaneses era más sencillo. Luego que ellos se fueron, aumentaron las ocupaciones, esto también brindo según mi entendimiento una buena oportunidad para que practicantes no tan activos e incluso no practicantes vinieran a la feria a ayudar.

En una de esas semanas me pasaron varias cosas en mi “vida personal” que una persona común tomaría como perdidas, no digo que fue fácil pero intenté tomar esas “perdidas” como cultivadora, esto incluye una gran limpieza que de algún modo funcionó como interferencia también. Durante esa semana me descubrí un día dando volantes como si fuera un trabajo (preocupada por preocupaciones) y me iluminé al hecho de que el laberinto estaba tapando la importancia del acontecimiento que estaba viviendo, que esos volantes no tenían ninguna validez si no eran entregados con rectitud en el corazón y no como si fuera una actividad pagada. Los practicantes de Taiwán también trajeron unos globos muy bonitos que decían “Falun Dafa Hao” y “Zhen, Shan, Ren”. Al principio también daba estos globos como di volantes, como una simple actividad más, hasta que me di cuenta de la importancia del mensaje de esos globos y comencé a enseñarles a los chicos lo que decían los ideogramas, noté que los padres se acercaban para aprender también y se iban muy contentos con estos globos tan especiales.

Había chicos que se paraban frente al televisor y copiaban los ejercicios, otros que viendo a los practicantes se ponían ellos también, incluso a algunos los padres tenían que forzarlos para seguir paseando por la feria.

Hubo muchas oportunidades de acercar materiales para esclarecer la verdad a gente del gobierno y medios de comunicación, ya que se organizaron muchos eventos. De esta forma también nos enteramos que éramos una molestia para la gente de la embajada china quienes estaban altamente enojados con nuestra participación e incluso llegaron a decir que si nosotros participábamos en la feria ellos no lo harían (finalmente se quedaron con su stand, pero no hicieron la conferencia sobre China; cada día se “festejaba” el día de un país de los que tenían stand allí).

Creo haber aprendido mucho con esta importante actividad que tomo como un regalo de nuestro Shifu para seguir cultivándome y mejorando.

Gracias Shifu.

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