Historia número 1
Una vez cuando estaba en formación profesional, una profesora hizo algunas observaciones que calumniaban a Falun Dafa. El mismo día después de regresar al hotel, le escribí una carta en la cual le explicaba los hechos acerca de Falun Dafa, esperando que no continuara siendo engañada por los rumores calumniosos. Después de que esta profesora leyera mi carta y después de que comprendió la verdad, abiertamente se excusó delante de sus alumnos en la siguiente clase y dijo: “No había comprendido bien ciertas cosas. Si dije algo malo, por favor, excúsenme”.
Historia número 2
Un día durante un curso de lengua, nuestro profesor dijo en un momento algo irrespetuoso hacia Falun Gong. A causa de mi apego al miedo y para no perder prestigio, no tuve el coraje de levantarme y de esclarecer los hechos sobre Falun Gong delante de mis compañeros. Me sentí muy mal. Más tarde le escribí una carta a mi profesor explicándole cómo Falun Gong enseña a la gente a ser buenas personas, a mejorar su salud, y cómo Falun Gong ha ayudado a mucha gente a curar sus enfermedades y cómo mi propia familia gozó de la práctica. Junté información que clarifica la verdad sobre la puesta en escena del suceso de auto inmolación de la plaza Tiananmen y le entregué la carta. Después de esto, mi profesor no volvió a hablar mal de Falun Gong.
Historia número 3
Cuando llegó el tiempo para las clases del liceo, y una vez hecha la división de las diferentes clases para los alumnos, me pusieron en la número 4 por ser el mejor alumno. Mi actitud siempre ha estado basada en los principios de “Verdad, Compasión y Tolerancia”, lo cual me permite tener unas buenas relaciones con mis profesores y mis compañeros. El verano del año 2002, la policía de la “oficina 610” [un servicio creado específicamente para perseguir a Falun Gong, dispone de un poder absoluto sobre cada nivel de la administración del Partido y todos los demás sistemas políticos y judiciales] de mi ciudad, convocó a mi profesor para interrogarle y averiguar dónde se encontraba mi madre. Mi madre estaba en el exilio huyendo de la persecución. Entonces mi profesor le habló muy seriamente: “Él es un estudiante cualificado y un destacado alumno en la escuela. Este asunto del que usted me habla no forma parte de mi trabajo y no tengo ninguna obligación de ocuparme de ello”. La persona de la “oficina 610” inmediatamente suavizó su tono de voz y pidió ayuda a mi profesor para interrogarme. Más tarde mi profesor me dijo: “La oficina 610 quería que investigara para saber donde se encuentra tu madre.” Y yo le respondí: “No sé”. Entonces mi profesor dijo: “Aunque lo supieras, no les diremos nada. Debes aprender también a protegerte”.
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