Los compañeros de celda de un practicante experimentan la grandeza de Falun Dafa

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A principios de 2003, fui ilegalmente encarcelado simplemente porque practico Falun Gong. En mi celda, todos los presos eran granjeros que fueron encarcelados por no poder pagar sus préstamos.

Un joven granjero llamado Xiao Li dormía a mi lado. Su familia era muy pobre y no podía pagar una deuda de 1.000 yuanes. En consecuencia, fue encarcelado por tres meses. Estaba lleno de resentimiento porque no tenía dinero para consultar a un médico y tratar una infección que tenía en uno de sus dedos. Cuando esclarecía los hechos sobre Falun Dafa al grupo, él siempre escuchaba muy atentamente. Después de pasar un mes, me contó con calma su desgracia y al mismo tiempo expresó su respeto a Falun Dafa y su simpatía hacia mí. Entonces lo animé a ser una buena persona según los principios de "Verdad - Benevolencia - Tolerancia".

Una mañana, se despertó y dijo todo exaltado a otros presos lo que le había sucedido aquella noche. Muy tranquilamente, hacía la meditación que había aprendido estudiando mi postura durante varios días. De hecho, meditaba silenciosamente detrás de mí sin que lo supiera. De repente sintió como una ráfaga de viento en el centro de las palmas de sus manos. Entonces su cuerpo entero vibró. Estaba excitado y un poco asustado. Al mismo tiempo, estaba muy feliz de decirle a todo el mundo que la infección de su dedo se había curado de pronto, sin ningún tratamiento. Le pregunte: "¿En qué pensabas cuando meditabas?". Respondió: "¡Pensaba silenciosamente que el Maestro Li era bueno y que Falun Dafa también lo es!".

Las lágrimas brotaron de mis ojos. ¡El milagro de Dafa y la sinceridad de Xiao Li!... Esto se difundió por todas las celdas del centro de detención. Antes de que Xiao Li dejara el centro de detención, aprendió los cinco ejercicios.

En la misma celda había un hombre llamado Lao Du que estaba en la cincuentena. Tenía una enfermedad que lo hacía vomitar después de comer. Era muy doloroso para él. Incluso si tomaba medicinas también vomitaba y hacía ya seis meses que esto duraba. Inspirado por la experiencia de Xiao Li, comenzó a hacer la meditación sentada también. Después, al cabo de diez días, dejó de vomitar. Estaba tan feliz que se lo dijo a todo el mundo: "¡Parece que el tiempo de mi detención no fue en vano, porque ahora yo verdaderamente comprendo Falun Gong!".

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