La fábrica de alfarería de Jiepai era en otro tiempo de la propiedad de la provincia de Hunan. Como la inmensa mayoría de las empresas del Estado, quebró y cerró, lo que hizo perder en Jiepai su primer pilar económico. En los años 90, la provincia de Hunan previó escoger a las cien ciudades más avanzadas basándose en los índices industriales y agrícolas más elevados. Cuando los inversores vinieron a Jiepai, el Gobierno de la ciudad aportó toneladas de semillas de arroz de los pueblos vecinos y ordenó a los obreros quemarlas en cada chimenea. Viendo el humo espeso, los periodistas del equipo de investigación pensaron que el índice industrial de Jiepai era de los más elevados de la provincia, y la escogieron como una de cien ciudades más avanzadas. Los dirigentes de Jiepai estaban muy satisfechos.
El 16 de febrero de 2000, la primera reunión del año se efectuó en la fábrica, y un vice presidente de un cierto departamento gubernamental trajo un grupo de gente con cámaras a mi lugar de trabajo. El presidente de mi escuela me pidió hacer un discurso sobre Falun Gong. Dije que no tenía nada que decir, excepto que seguía los principios de ”Verdad, Benevolencia, Tolerancia”. Me dijo que había un discurso escrito y que sólo tenía que leerlo. Me negué de nuevo.
Como rechazaba sus demandas, las cámaras se volvieron hacia mí. Mientras hablaba, no dejaban de hacer fotos porque querían cambiar el contenido de lo que decía.
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