Un artículo recientemente publicado en Minghui me recordaba las conferencias del Maestro Li Hongzhi en Chengdu en la provincia de Sichuan. Un párrafo decía:
"Los nuevos alumnos llegaban cada día a la conferencia. Al principio aportaban flores y botellas de agua y las ponían delante del podio, lo que se les había enseñado hacer en otras clases de qigong. Al principio se sentaron detrás y en el curso del tiempo se acercaron. Los practicantes de Guiyang trataron de pararlos porque querían que nada distrajera al Maestro, el Maestro les permitió adelantarse a la fila de adelante. Había gente que conocían a Dafa al principio y no se habían inscrito en la conferencia. Venían simplemente por curiosidad. Después de la primera sesión de conferencia, muchos se inscribieron. Escuchando las conferencias, comprendieron que el Maestro enseñaba la Ley para salvar a seres conscientes"
El comportamiento de los nuevos alumnos descritos en el artículo puede parecer familiar para muchos de nosotros. Cuando a la gente le interesa un discurso, gravitan inconscientemente alrededor del que habla. Era la misma cosa en las clases del Maestro.
A medida que la gente adquirió una mejor comprensión de Dafa, vieron que era la Ley verdadera (Fa) de Fo lo que el Maestro transmitía y que esta rara oportunidad no llega fácilmente. Naturalmente, invitaron a sus amigos y familiares a asistir a las conferencias. Sabían también que no debían contender con los que no conocían a Falun Dafa. Procuraban actuar con Compasión y dejar preferencia a los nuevos alumnos con el fin de que la gente pueda seguir las enseñanzas. Basaban sus comportamientos en la Tolerancia y no peleaban con los recién llegados para ocupar los mejores sitios.
Esta cortesía de dar prioridad a otros se volvió más conmovedora a medida que los practicantes comprendieron más la Ley. Una practicante de ultramar escribió un artículo (Seguir al Maestro millares de kilómetros a través de toda China) a propósito de las clases a las cuales asistió cuando estaba en china:
La clase se efectuaba en Mingfanggong [un auditorio] en el seno de la Universidad de Jilin. Porque los numerosos practicantes habían venido de otras ciudades, el Maestro dio dos clases – la primera desde las 9 horas a las 11 de la mañana, la segunda de las 7 a las 9 de la tarde. Compré un billete para la clase de la mañana pero no pude conseguir uno para la de la tarde. Después de la clase, me fui triste volviendo al hotel. El día siguiente, me quedé sobre el césped por fuera del auditorio y esperé hasta el principio de la clase de la tarde, esperando obtener un billete. De repente, una practicante a mi lado dijo: ¿quién quiere un billete? lo tomé inmediatamente y le di el dinero y entré en el auditorio, muy alegre. Mientras iba a sentarme, una antigua practicante a la que conocía vino hacia mí y gritó, te buscaba.-Pensé 'ya está, no podría guardar el billete'.- 'Como lo había esperado', me dijo: que una practicante de la provincia de Qinghai había asistido a la clase por primera vez y no comprendía bien el mandarín. Quería escuchar de nuevo las enseñanzas y me pedía a mí, que era una practicante veterana, si podía darle el billete'. Se lo di de corazón y salí del auditorio. El lugar estaba atestado y la clase había comenzado, pero todavía me quedé allí con practicantes que esperaban afuera sin billete. En este momento, en Minganggong, había en el sótano una actividad de baile. Cualquiera podía entrar en la sala donde el Maestro enseñaba, por una puerta lateral, si ellos querían comprar un billete para la actividad de baile, pero nadie lo hizo. Un joven de Tianjin dijo 'Si nos implicamos nosotros en tal trampa, no podremos obtener nada aunque entráramos'. Más tarde, oí que la persona que controlaba los billetes a la entrada había sido tocada por la perseverancia de los practicantes dejándoles entrar a todos ellos".
Leí su artículo numerosas veces, y cada vez que leía este párrafo, no podía contenerme de llorar. Lloraba porque los practicantes verdaderamente aspiraban a oír el Fa. Lloraba también por la cortesía natural de la que los practicantes daban prueba. ¿Quién no querría oír en persona la enseñanza del Maestro? Pero los practicantes veteranos ya habían asistido a la conferencia antes. Los que jamás habían oído las conferencias y los que tenían problemas para comprender el mandarín, necesitaban más billetes.
Cuando la Ley Buda (Fo Fa) es ampliamente difundida, el espíritu de la humanidad se rectifica. Con el fin de escuchar estas conferencias una vez en una vida, muchos, siguen al Maestro y viajan por todo el país. Cuando millares de personas se reúnen en un auditorio, no está atestado porque los practicantes verdaderos les dan prioridad a otros. Los practicantes se ayudan mutuamente con sus naturalezas del corazón, la más pura, es la manifestación efectiva de gente activa, de modo compasivo inspirados por el Fa verdadero -Ley Buda- enseñada en el mundo.
El autor continúa hablando de la última conferencia dada por el Maestro en China y describe cómo se comportan los practicantes:
"El 21 de diciembre, La quinta sesión de las conferencias del Maestro en Guangzhou (en la provincia de Guandong) comenzó. Era la última sesión de conferencias dadas en China. En este momento, Falun Gong ya estaba ampliamente difundido y gente de todo el país venía para asistir al seminario, hasta de tan lejos como las provincias del norte y la Región autónoma Uighur, en Xinjiang. Venían para obtener el Dao (la Vía), lo que consideraban ser el acontecimiento más grande de su vida. Hubo muchas historias conmovedoras. Ciertas personas llegaron demasiado temprano y habían aportado sólo una pequeña cantidad de dinero para sus gastos diarios. Pues les redujeron sus gastos de alimento a dos yuanes al día, lo que en una ciudad como Guangzhou, no alcanza para llenarse el estómago. Por consiguiente, ciertos practicantes de Beijing les dieron cada uno una centena de yuanes. Una chica del norte de China no tenía ninguna renta porque su empresa del estado (lo mismo que ciertas grandes y medias empresas industriales) había declarado la quiebra. Había ido a vender verduras para hacerse con un poco de dinero con el fin de asistir a las enseñanzas de la Ley y con este poco dinero, ayudaba a otros, a los que hay que prestar asistencia también en las conferencias. Dos hermanos, que venían con lo puesto, sobrevivieron como vagabundos gracias al alimento dado por la gente y dormían fuera a merced del tiempo"
"Dijeron que más de cinco mil personas habían venido y que los que llegaron más tarde no habían podido conseguir billetes para las conferencias. Mucho tiempo antes de que comenzara la primera conferencia de la mañana del primer día del seminario, alrededor del gimnasio, ya había una multitud de gente. Entre ellos, aproximadamente 500 personas no tenían billetes. Cientos de practicantes de Beijing regalaron sus billetes, los que se encontraban al lado tenían lágrimas en sus ojos. Después de haber comenzado la conferencia, la gente sin billetes se reunía siempre delante del gimnasio. Su perseverancia tocó profundamente a los empleados del gimnasio, que hicieron entonces una excepción y abrieron un edificio adyacente donde instalaron un puesto de TV conectado a un registrador vídeo sincrónico de modo que estas personas pudieran mirar las conferencias"
"Este gran acontecimiento se efectuó en la última conferencia. Hacía ya solamente dos años que Falun Dafa había sido enseñado por primera vez en China. Era los dos años más preciosos para los que tuvieron la oportunidad de oír al Maestro en persona. Estos dos años eran aquellos a los que aspiraban todos los seres del universo, lo que respetaban y alababan. Los practicantes oyeron el FoFa -La Ley Buda- y la belleza se manifestó en ellos"
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