El 18 de diciembre de 2003, oí a mis primos hablar acerca de mi tío. Ambos alababan al tío por ser bueno. Mi primo más joven decía: “antes, le tenía tanto miedo al tío. Temía que me golpeara. Después de comenzar a practicar Falun Gong, él cambió completamente. Ya no golpea ni grita a la gente y tampoco fuma o toma. Ahora, el tío está sano y su genio es bueno. Sonríe todo el día. Incluso cuando fue atropellado por un taxi en la calle, sólo le dijo al taxista que él se encontraba bien. Ahora, ¡mi tío es realmente bueno!”
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