Desde hace algunos meses practicantes de Barcelona se reúnen a las puertas del consulado chino cada lunes, martes y viernes, días en que se encuentra abierto al público, con el fin de dar a conocer la verdad de Dafa y la persecución tanto a la comunidad china como a cualquier persona.
El material utilizado consta de pancartas informativas del genocidio, fotos de la práctica en varios países del mundo, folletos en varios idiomas, música así como un cd en chino esclareciendo los hechos sobre la persecución. Algunos practicantes reparten folletos mientras otros alternan la realización de la práctica con el envío de pensamientos rectos.
Al principio de esta iniciativa, los funcionaros del consulado intentaban intimidar a los practicantes gritando, fotografiándolos a corta distancia e incluso lanzándoles agua con mangueras. En diversas ocasiones incluso avisaron a la policía, quejándose de que impedían el normal desempeño de sus funciones; hay que decir que el consulado está situado en una amplia avenida con aceras anchas y árboles a lo largo de ella.
La policía se presentó en el lugar para comprobar qué sucedía realmente. Al encontrarse con personas totalmente pacificas que no impedían la libre circulación de transeúntes ni provocaban ningún tipo de altercado, se marcharon comentando al personal chino que esto no se consideraba ilegal y que por lo tanto estaba permitido. Algunos de los policías conocían la situación de los derechos humanos en China, incluso brindaron a los practicantes ayuda en el caso de que los funcionarios causaran algún problema. Mientras esto sucedía, las personas que hacían cola pudieron observar realmente que Falun Dafa no está perseguido fuera de China. Situaciones así ya son esclarecedoras por sí mismas.
Varias experiencias han llamado la atención de los practicantes, sobretodo en cuanto a las reacciones de las personas que se acercan al lugar. Como ejemplo podemos citar el caso de un chico que tras salir del consulado se acercó directamente a ver el material expuesto. Después se acercó a uno de los practicantes para comentarle que le había impresionado mucho y lo definió como “un mensaje al corazón”.
En otra ocasión, dos ancianos chinos se acercaron al consulado y se detuvieron antes de llegar a la puerta y desde cierta distancia observaron a los practicantes. Al verlos, uno de ellos les dio información y material. Después los ancianos se marcharon. Conociendo la represión en su país, vinieron a saber de Dafa muy cautelosamente.
Otro día un chico pasaba por allí con su moto. Sin bajarse del vehículo, subió a la acera preguntando si se recogían firmas para denunciar lo que sucedía en China. Él nunca había oído hablar de Dafa ni conocía la persecución, pero se interesó muchísimo desde el principio por todo lo que el practicante le explicó. Como en este caso, mucha gente comenta que muy raras veces pasan por esta calle o que ese día en particular pasaban por allí.
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