Un día, sintiéndome deprimida y torturada por los pensamientos de fama, de intereses personales y las emociones humanas, me senté en mi silla pensando hasta qué punto la gente que deja el mundo secular para consagrarse a la cultivación es maravillosa. En cuanto este pensamiento emergió, me acordé de lo que mi amigo me había dicho sobre Falun Gong tres años antes. Afortunadamente, alguien en mi trabajo ya lo practicaba y pude tomar varios libros de Dafa inmediatamente. Era en 1998.
Empecé a leer Zhuan Falun en 1998. Durante dos semanas, lo leí tres veces sin parar, día y noche. Dos semanas más tarde, decidí aprender los ejercicios. Encontré un sitio de práctica y fui allá. Alguien me preguntó qué tipo de enfermedad tenía. Respondí que no iba para cuidar mis enfermedades. Posiblemente porque no practicaba la cultivación para curar mis enfermedades, el efecto fue muy bueno. Sentí que todo mi cuerpo fue rellenado de numerosos Falun de todas las diferentes dimensiones. El más grande lo era más que mi cuerpo y sentí que lo rodeaba, siguiendo su movimiento circular. Los más pequeños eran como guisantes. Estuvieron situados sobre mis cejas, mis ojos, mis órganos internos, mi vientre y casi en cualquier parte. Una noche, fui despertada por un pequeño Falun que enviaba brisa fría sobre mi frente. Incontrolables lágrimas de alegría y felicidad llenaron mis ojos. Después de que se abriera mi ojo celestial, pude ver grupos de Falun de cortes diferentes por todos mis lados. Cuando conducía el coche, estaban delante del coche y cuando iba en bicicleta también estaban a mi alrededor.
Tuve un accidente de coche en el curso del cual dos segmentos inferiores de mi columna vertebral fueron empujados por la fuerza en uno de los segmentos superiores. Desde entonces, se me formó una joroba. Todavía puedo recordar el sonido de los huesos crujiendo dentro de mí. Varios meses más tarde, cuando finalmente fui capaz de tenerme en pie de nuevo, el doctor dijo que era posible que en el futuro me vuelva minusválida. La protuberancia y el dolor que esto me causaba me torturaron durante varios años. Dos meses después de que comenzara a practicar Falun Dafa, mientras practicaba la meditación sentada después de mediodía, repentinamente sentí el crujido de los segmentos de mi columna que se separaba. Después de eso, sentí a dos personas detrás de mi espalda masajeando mi parte abdominal. Aproximadamente después de una media hora, la joroba desapareció y el dolor también. Fue un milagro inexplicable por la ciencia moderna. En este instante, lágrimas incontrolables de gratitud fluyeron de mis ojos.
Otro ejemplo, mientras volvía a mi casa en ciclomotor con mi hijo, un pequeño coche se nos lanzaba a nuestra espalda. Un instante antes de la colisión, noté un empuje súbito sobre mi hombro derecho, salvándonos del peligro. Desde entonces, el sonido del rechinamiento de los frenos hace eco en mi cabeza y me da escalofríos a lo largo de la espalda. ¡Es el Maestro qué nos salvó a mi hijo y a mí!
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