El medio ambiente en el cual vivimos consiste en otras innumerables cosas vivas de las que depende la existencia de los humanos. La altura de nuestra posición existente señala la capacidad de nuestra propia tolerancia. Para un ser humano, la altura de nuestra posición se mide según nuestra apertura de espíritu y también nuestra personalidad tolerante.
No obstante, esta clase de capacidad mental no es adquirida por la posesión. Al contrario, es el resultado necesario del donativo y del altruismo. A los que podemos dar algo tienen una determinada relación con nosotros; son los seres en nuestro medio ambiente. Darles algo es también renunciar a algo de nosotros mismos; obtendremos en cambio tanto como damos. Nunca perderemos lo que nos pertenece excepto si nos volvemos egoístas.
La existencia de un ser es no traicionarse a si mismo, no dejar su propia posición, es decir, vivir en armonía con todas las demás cosas vivas en su medio ambiente. Es decir, deberíamos ser educados con todos, para reverenciar el Cielo y la Tierra y reverenciar a las divinidades. Todos los santos en la historia humana nos enseñaron a ser virtuosos y compasivos porque sólo es por la virtud y la compasión que podemos mantener nuestra posición. Su enseñanza es para nuestro propio beneficio, para permitirnos seguir nuestra existencia.
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