Xu Da, también conocido con el nombre de Xu Tiande, era un hombre de Haozhou en la Dinastía Ming (1368-1644 A JC). Era un hombre recto, determinado y valiente desde su juventud. Era uno de los generales que había participado en el establecimiento de la Dinastía Ming y había conseguido numerosas victorias. Fue honrado con título de Duque de Jueguo y se convirtió en Primer Ministro.
Xu Da conducía sus tropas a través de China para poner fin a las revoluciones e invasiones. Marchaba al combate en primavera y volvía en invierno. Cada vez que Xu Da volvía a la Corte Real, devolvía el sello que representaba el poder sobre el ejército del Emperador Hongwu, fundador y primer Emperador de la Dinastía Ming. El Emperador Hongwu lo acogía con un banquete y luego lo enviaba de vacaciones. El Emperador hablaba de Xu Da como su "hermano real de una familia civil". Aunque tenía la total confianza del Emperador, Xu Da era extremadamente modesto. Nunca se ponía por delante. Al contrario, cada vez se volvía más modesto. De hecho, Xu Da fue altamente apreciado por su modestia.
Una vez el Emperador Hongwu dijo: "Hermano Xu, mucho has dado de ti mismo, pero jamás has tenido un domicilio decente. Voy a darte la casa que poseía cuando todavía era Duque. Pero Xu Da declinó firmemente la recompensa del Emperador. El Emperador Hongwu estuvo muy contento de ver que Xu Da era tan modesto. El Emperador se hizo construir una nueva casa frente a la vieja casa de Xu Da e hizo inscribir sobre el portal: "Grandes cumplimientos".
En el ejército de Xu Da, sus órdenes siempre fueron respetadas. Pensaba en todos los detalles. Compartía los momentos buenos y malos con sus tropas, ganando así el respeto de sus soldados y generales. Cuando Xu Da vencía en una gran batalla, no asesinaba a los hombres que se rendían. No era avaro ni violento. Se oponía estrictamente a que sus hombres violaran a las mujeres de clase alta a las que capturaban, princesas y concubinas. También prohibía a su ejército hostigar a los civiles. Por consiguiente, Xu Da fue respetado mucho por el pueblo. Cuando volvía a la Corte Real, jamás se ponía por delante y no desfilaba a pesar de su rango. En lugar de tener un conductor, él mismo conducía su carro para desplazarse. Tenía un modo de vida muy simple y humilde, era muy afable. Xu Da fue especialmente refinado, animaba a los eruditos y se entendía bien con ellos.
El Emperador Hongwu lo elogió una vez diciendo: "Al regreso victorioso de las campañas militares, Xu Da no se pavonea ni actúa con arrogancia. No ansia ni riqueza ni mujeres. Es un hombre recto y virtuoso, tan luminoso y claro como el sol y la luna. No hay nadie como Xu Da, el Gran General".
Es triste que muchas personas en la historia de China se volvieran arrogantes y jactanciosas después de cumplir con grandes hazañas. El resultado, el Emperador o bien las desterró o las mató. Es precioso encontrar a un modesto pero consumado general como Xu Da. Esta es la razón por la que el Emperador y el pueblo tuvieron tantas atenciones para Xu Da. Después de su muerte, el Emperador Hongwu dejó la Corte Real para ir a su funeral. El Emperador quedó sumergido en una gran tristeza y le concedió a título póstumo el Ducado de Zhongshan, título que autorizó a ser llevado por tres generaciones. El Emperador incluso escribió un epitafio sobre la tumba de Xu Da. Además, hizo pintar su retrato en un templo que honraba a los generales que contribuyeron a la fundación de la Dinastía Ming.
Versión en chino disponible en: http://minghui.ca/mh/articles/2007/8/26/160565.html
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