Soy una practicante de Santiago del Estero (Argentina), profesora de Lengua en el ex Colegio Nacional. Desde el año pasado, con toda certeza, el Maestro me mostró que fuera de mi familia (donde casi todos somos practicantes), mi lugar o ámbito más importante de 'cultivación' es en la escuela, con mis alumnos.
El año pasado tuve algunos aciertos y muchos, muchos momentos en los que no me cultivé, donde mis apegos me eran mostrados. Yo caía en cuenta después de no pasar las pruebas.... a veces sentía que de tantos tropezones, más o menos que “vivía en el piso”, y aunque ahora la imagen de estar cayéndome y levantándome, en medio del polvo santiagueño, ensuciándome continuamente, me causa un poco de gracia; en esos momentos, desde el fondo de mi corazón salía un enojo imposible de detener. Recuerdo una vez, estaba tan abrumada porque descubrí “apegos en capas”, es decir, apegos sobre apegos sobre apegos.... realmente viví aquello de “te harán caer y con ello te iluminarás al Dao” ¿qué hacer? ¿cómo sacarme de encima tantas cosas feas? Pero ese es otro tema que tiene que ver con salir a la calle, a clarificar la Verdad.
Volvamos al colegio. En cuanto a los aciertos –mejor dicho el único que recuerdo- fue que un día, al entrar en un curso particularmente flojo en el estudio, tuve un pensamiento recto y las cosas empezaron a cambiar mágicamente. Sintetizando, logré –con mucho ren de por medio- y mucho interés por parte de los alumnos casi a fin de año, al ver que era en serio que todo el curso aprobara la materia.
Este año, me siento mejor en todo sentido. El viernes 15 de octubre, me animé y les enseñé a mis alumnos de 9º (uno de ellos lo pidió) los ejercicios y para que no dejara de ser una clase de Lengua, les pedí que escribieran cómo se habían sentido. Quiero aclarar que hubo interferencias, el enchufe del curso no andaba, tuvimos que buscar alguna aula vacía, los chicos no tenían ropa cómoda, tuve que acortar el ejercicio 2. Sólo hicimos tres ejercicios pues había que acomodar sillas y mesas, volver al curso y escribir. Pero así y todo lo que escribieron fue maravilloso. Extraigo algunos ejemplos:
“..fue como si todos mis problemas se hubiesen acabado”.
“me gustaría que mi familia también lo practique, no solamente mi familia, sino todas las personas que se sientan mal y lo necesiten”..“Sentí una paz interior y como si no existiera ningún tipo de problemas ni angustias”.
“Me sentí en el aire, sola, y esa música que me llenaba de fuerza y energía”.
“......y es como que siento el espíritu y el alma más limpia, más libre”.
“Aunque parezca ridículo, en un momento dado sentí que estaba en China, en esos lugares divinos donde uno se relaja”.
“Sentí que mis brazos volaban cuando los levantaba, se siente especial el momento, de verdad.”
Todos coincidieron en sentirse relajados, con más energías, tranquilos, y que les gustaría repetir la experiencia. Anteriormente, a todos mis alumnos, por supuesto, les clarifiqué la verdad de los hechos e incluso hice con la mayoría un ejercicio de texto argumentativo con unos volantes que compré en Buenos Aires a los cordobeses. Un día me di cuenta de que ese volante tenía toda la 1º página llena de muy buenos argumentos, así que los uso para que señalen y diferencien argumentos e información. Cada vez que pasa esto, algo mágico sucede: todos participan, todos entienden, es muy bueno. El día lunes 18, los alumnos de 9º, ya comenzaron a manifestar cambios interesantes: casi la mayoría de los alumnos que hicieron la práctica, ¡habían traído la tarea de Lengua! Lo escribo así pues lo normal era que sólo una o dos alumnas cumplían con tareas.
Mi conclusión no es ninguna novedad para los 'cultivadores': Dafa es la herramienta más rápida, económica y fácil para erradicar la violencia en las escuelas. En Santiago estamos haciendo algo al respecto. Estamos intentando con mi hijo Alvaro que nos reciba el Secretario de Educación y la Presidenta del Consejo General de Educación para que nos autoricen o sugieran a las escuelas del centro de la ciudad que nos permitan enseñar los ejercicios de Falun Dafa.
Noté que algunos adultos- o muchos- aún tienen miedo de hacer las cosas o permitir cosas como éstas; es comprensible después del sojuzgamiento de un régimen político tan autoritario como el que se impuso durante más de 50 años en esta provincia. Pero espero que con la rectitud necesaria, y si nos cultivamos bien, sacándonos de encima cada vez más apegos, podremos lograrlo. Por el bien de muchos adolescentes, que se encuentran sufriendo, con sus familias divididas, con tantos padres que no saben cómo manejar a sus hijos, es nuestra responsabilidad como cultivadores hacer algo en este sentido.
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