Durante mucho tiempo, diferentes compañeros de práctica me han hablado del mismo problema. En general, casi todos consideran que lo que digo es bueno para todos, pero cuando empiezan a escuchar, se sienten incómodos.
He buscado durante algún tiempo la causa sin encontrarla. Una vez, mientras leía “Enseñanza en la Primera Conferencia en Norte América”, caí en el entendimiento leyendo el párrafo siguiente:
”Cada cosa que te pasa es una prueba para ver si te consideras a ti mismo como un cultivador, encuentras tus propios errores y acciones incorrectas, y te comportas como un cultivador. Recuerden estas palabras mías: No importa con qué problemas te encuentres, no importa qué te cause desagrado interno, y no importa si en la superficie tienes o no razón, si tú estás verdaderamente considerándote como cultivador, siempre deberías examinarte para buscar la causa. Pregúntate a ti mismo si es que tienes un motivo equivocado, o difícil de detectar que está relacionado con el problema. Como cultivador, si meramente dejas las cosas superficialmente, mientras dentro de tu corazón aún te aferras a algo o te aferras a tus propio intereses personales, los cuales no permites que sean dañados, ¡te digo que tu cultivación es una cultivación falsa! Si tu propia manera de pensar no cambia, no podrás avanzar ni un paso y te estás engañando a ti mismo. Sólo cuando mejoras verdaderamente tu interior, puedes hacer progresos reales. Por lo tanto, asegúrate siempre de recordar esto: Cada vez que encuentres asuntos como problemas, cosas desagradables o fricciones con otros, debes examinarte y buscar en tu interior. Hallarás las causas de ese problema insuperable”.
Yo busqué en mi interior y descubrí que había en la raíz una motivación difícil de detectar que era mala y egoísta. Había siempre algo malo en mí de lo que no era consciente. De hecho, por gentileza les decía a veces a los practicantes mi comprensión de la Ley [Fa (1)]. Sin embargo cuando cavé profundamente descubrí algo. Era como si hubiera hecho algo y hablaba de eso, tratando de ayudar de la mejor manera; sin embargo era incapaz de poner a un lado mi interés personal. Tratando de expresar lo que había comprendido todavía había un ego y una satisfacción de mi mismo, lo que hacía sentir mal al otro. No podía zanjar los problemas de los demás basados en su situación, ni hacer frente a sus problemas o intentar resolverlos con ellos. Puesto que yo mismo alcancé mi comprensión de la Ley teniendo un fuerte apego y con arreglo a mis puntos de vista, mi comprensión no era pura.
"La ayuda" que aportaba a los demás era una "ayuda" basada en mis puntos de vista, en lugar de hacerlo desde la perspectiva de Falun Dafa o en lo que el Maestro nos enseñó sobre el hecho de ponerse en el lugar del otro. Había pues egoísmo y fallos y había muchos problemas que fundamentalmente no podían ser resueltos.
Cuando frente a algo no tenemos ninguna noción personal o interés en la cabeza, podremos considerarnos altruistas y asimilados a las características del cosmos “Verdad, Compasión y Tolerancia”. Los otros podrán sentirlo. Las cosas que hacemos en este estado pueden tener buenos efectos. Efectivamente esto vuelve a renunciar al apego a sí y a ser responsable de otros y de sí mismo. Verdaderamente comprendí que siendo altruista nosotros podremos evitar los obstáculos y resolver los problemas.
1. Fa: Ley y principios; las enseñanzas de Falun Dafa
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